
De Camp contribuyó a relanzar la fantasía heroica con sus sagas Pusadian (El anillo tritónico, 1951) o Novariana (La torre del duende, 1968), publicando diversas revistas especializadas (Espada y brujería, 1963) y retomando los relatos de Conan a partir de 1955 junto a Lin Carter, con quien fundó SAGA (Gremio de Espadachines y Hechiceros de América).

Su relato de dinosaurios más famoso, A gun for dinosaur (1956, en Galaxy science fiction), fue traducido tan desastrosamente al castellano en la antología Dinosaurios, publicada en 1992 por Grijalbo, que nos decidió a inaugurar la sección “Traduciendo sin piedad”. Roy Tomas / Val Mayerick y Ernie Chan lo adaptaron al cómic (1973, en Worlds Unknown). En 1990, el autor volvió a enviar al Mesozoico al protagonista, Reginald Rivers, para la antología The ultimate dinosaur. Otros siete viajes completan Rivers of time (1993) y, en 2005, Chris Bunch escribe un décimo viaje como homenaje en la antología The enchanter completed.

Los relatos recopilados en The continent makers (1953) suceden en Osiris, un mundo árido cuyos habitantes dinosauroides son a un tiempo sentimentales y vorazmente capitalistas, además de tener poderes mentales.

The stones of Nomuru (1988) o The venom trees of Sunga (1992) transcurren en Kukulkan, planeta habitado por dinosaurios inteligentes sometidos por una civilización mucho más antigua que la de la Tierra, aunque la carencia de combustibles fósiles condiciona su tecnología basada en el vapor (quizá podríamos incluirla en el género steam-punk).



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[1] Fue publicado como libro de bolsillo por Curtis Books en 1970/71, hubo una 2ª edición en tapa dura por Bonanza Books en 1985 y el primer capítulo se reimprimió en los recopilatorios Footprints on Sand (Advent, 1981) o The fringe of the unknown (Prometheus Books, 1983).[2] En Historia Natural dice: "pocas personas ... pueden hablar más seductora e iluminadamente sobre temas científicos que L. Sprague de Camp" y que el libro se lee "como una conferencia agradable e informal dada, a sus anchas, por un par de individuos enormemente racionales y urbanos" con los que consideraba "prácticamente imposible encontrar un error". Señaló la manera en que los Camps "hacen que los dinosaurios cobren vida al representarlos en acción" y destaca el primer capítulo, "una evocación (la mejor que conozco) de un día típico en el Mesozoico." Consideraba que el libro trataba de modo satisfactorio los descubrimientos de los paleontólogos, especialmente la llamada “Guerra de los huesos” entre Cope y Marsh, y los efectos sobre el hombre contemporáneo de los grandes descubrimientos de la paleontología, el impulso dado a la búsqueda de criaturas gigantes -y novelarlas- y la lección a extraer del tema de las extinciones en masa, pues según los Camps estamos inmersos en un proceso de este tipo, provocado por el propio hombre.