Para quienes no lo conocen, el texto de Galeano dice así:
Hace unos días, hurgando entre libros para dar con textos relacionados a experiencias de viajes dí con LOS NADIES, el pequeño pero profundo escrito de Eduardo Galeano. Al releerlo me dí cuenta de los nadies que conocí en los viajes que hice y, sobre todo, llegué a la conclusión de que la característica de NADIE a la que alude Galeano, no sólo se aplica a algunos rostros de América latina o de los países subdesarrollados sino que, por el contrario, son una constante cada vez más frecuente en aquellas naciones que hasta la actual crisis mundial parecían indemnes a las muestras de pobreza.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a
cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los
nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la
prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.
Y a continuación, mi colección de Nadies:
Nadie montevideano perdido y esperando en la Plaza Independencia de la ciudad
Clochard parisino acobija sus dos cachorros en medio de los transeúntes que atraviesan el Pont des Arts
Nadie checo junto a su fiel amigo piden limosna en el Puente Karlo de Mala Strana, corazón de Praga
Nadie hindú se gana la vida vendiendo bellotas para los turistas de todo el mundo en la Piazza Navona de Roma
Niño egpcio que a cambio de un plato de comida custodia el buen accionar de los turistas en la Pirámide de Gizah
Dos pequeños de San Juan Chamula, México, reciben de regalo de unos turistas norteamericanos sus primeros globos.
Niños con sus madres a diario venden huipiles, flores y frutas en el Mercado de Chichicastenango, Guatemala
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