Revista Infancia
Los niños con autismo nunca mienten,eso lo sabe todo el mundo.Bueno,a veces sí... cuando hay una causa de fuerza mayor y no les queda más remedio.Por ejemplo,cuando deshacen las camas recién hechas por su madre y ésta le avisa con antelación que no las deshaga ni tire las sábanas por el suelo ni vacie su caja de juguetes encima o irá castigada.
- Natalia...que ha pasado??- le digo muy enfadada yo ( me trae loca su manía de deshacer camas desde pequeña,no soporta verlas hechas,he llegado a hacerlas 10 veces en un dia con la esperanza de que aprenda a dejarlas quietas)- quien ha deshecho la cama??
Ella,sentada y liada en la sábana tan tranquila,me mira y abre los ojos en plan "ostras,mi madre me ha pillado" y levanta la cabeza mirando al techo unos segundos y luego suelta así por impulso como que le ha venido el flash de repente:"El Tete"
Anda que no,qué morro tiene esta niña,le suelta el marrón a su hermano,así con toda su jeta ella... Para que veáis que aunque no saben mentir,si la situación lo requiere,pues...mienten.
Aunque sinceramente, le falta práctica y picardía porque enseguida se rie ella misma de su ocurrencia con su típica risilla nerviosa.Si es que mentir sabe,lo que no sabe es disimular luego....
Y esta anécdota tan sencilla,como siempre digo,puede ser algo normal en cualquier otra familia.Para nosotros no,para nosotros en un logro alcanzado y algo que nos ha costado muchas horas de trabajo y esfuerzo,sobretodo de Natalia.
Momentos que en otros niños pasarían casi desapercibidos,se convierten en esperanza en nuestra lucha para seguir hacia adelante.
Y aunque cueste,seguimos.