SIGLO XX: GUARDO HASTA LA GUERRA CIVIL

91 niños quedaron desamparados totalmente, según la lista que elaboró el Ayuntamiento. El día 25 de octubre fueron recogidos por las autoridades provinciales, que subieron hasta Guardo acompañados de periodistas para dar solemnidad y propaganda a este hecho. De ese casi centenar de niños, solamente 38 tuvieron la suerte de bajar a Palencia para ingresar en el centro de la beneficencia pública, regentado por monjas y subvencionado por la Diputación. La lista de esos 38 guardenses es sobrecogedora. Había un niño de 14 años, tres de 13, nueve de 12, ocho de 10, tres de 8, cinco de 7, dos de 6, cuatro de 5, dos de 4 y uno de 3. Primero estuvieron en Palencia. Después fueron trasladados a Lebanza, a la Abadía propiedad del obispado. ¿Por qué solamente recibieron esta ayuda 38 de los 91? Como la cantidad era muy elevada, no había sitio para todos. Por eso, se optó por dejar a los más pequeños con sus madres. Se prometió que esas madres recibirían ayuda para mantenerlos.
Como había problemas para alojar una cifra tan alta, los Hermanos de San Juan de Dios de Palencia cedieron el edificio del antiguo manicomio para ubicar allí a los niños desamparados de Barruelo, Guardo y Velilla. El inmueble no debía estar en muy buenas condiciones, pues tuvo que ser inspeccionado por el maestro de obras de la Diputación, para que indicara qué obras era más urgente realizar, para adaptarlo a la recogida de los niños. A primeros de noviembre todavía no se habían instalado allí. Entonces, estaban recogidos 40 niños de Santibáñez, 26 de Velilla y 37 de Guardo. Uno de los niños guardenses había muerto. El obispo de Palencia escribió al presidente de la Diputación para ofrecerle la Abadía. Los menores fueron repartidos entre éste y otros locales.
Los desdichados niños no tuvieron tanta suerte en manos de la beneficencia pública. Sufrieron algunas vejaciones, calamidades y, especialmente, carencia de alimentos básicos. Les tenían con el pelo rapado y con una bata de rayas que les hacía parecer diminutos presidiarios. Tanto fue así que aparecieron denuncias en la prensa de otras localidades, como en los periódicos "Crónica" y "El Cantábrico". Ante estas denuncias, los responsables de su cuidado publicaron una carta firmada por tres de esos niños, llamados Luis, Faustino y Agustín. En ella decían que estaban muy bien y que no sufrían malos tratos. La carta terminaba dando las gracias a la Diputación y a las monjas que los habían recogido. Fue una carta lastimosa que daba la impresión de estar forzada y redactada por personas mayores.
El 8 de enero del año siguiente, los niños fueron devueltos a sus casas, después de pasar dos meses alejados de sus padres. ¿Se había resuelto la situación de sus familias? Ni mucho menos. El presidente de la Diputación, don Luis Nájera, dijo que no podía mantener a los niños más tiempo, ya que carecían de recursos para su manutención. Aseguró que enviarían alimentos al Ayuntamiento de Guardo para socorrerles. Caso curioso, ¿tenían o no tenían fondos para mantenerlos? (74)
__________________
(74) El Día de Palencia, 26 de octubre de 1934, y el Diario Palentino, 5 y 26 de octubre; 5, 7 y 16 de noviembre; 5 y 20 de diciembre de 1934; 3 y 8 de enero de 1935.
Guardo, sus gentes y su historia
Jaime García Reyero
Editorial Aruz
@2003