Revista Diario

Los niños no son tontos… pero muchos no se enteran

Por Gracitata @Lactandoamando
Los niños no son tontos… pero muchos no se enteran
Hace ya algunos años, allá por los 60 -70, uno de esos genios del marketing de las empresas alimentarias, harto de los problemas que tenia con sus hijos para que estos comieran verduras (supongo) tuvo una idea de esas que valen su peso en oro: crear falsas patatas fritas hechas de las verduras más odiadas por los niños, con una cobertura de patata, que ayudaría a los padres en la difícil tarea de que sus pequeños consumieran vegetales. En la imagen tenemos "odio los guisantes", aunque la gama de productos incluía también espinacas, zanahorias, judías y otras verduras con escaso aprecio entre los mas pequeños
Sin embargo a este genio del marketing no se le ocurrió pensar que el problema seguía estando ahí y aunque la mona se vista de seda, o el guisante de patata frita como en este caso, el invento seguía sabiendo a verdura y el niño, después de probar aquel invento, obviamente seguía empeñado en no probarlo por mucho que pareciera lo que no es. Como vemos los niños no son tontos.
A pesar del tiempo que ha pasado sigue habiendo mucha gente que no se da cuenta. Entre ellos no solo la industria alimenticia, que sigue tratando de colocar productos que son una maravilla dulce para el niño y un elemento nutricional básico a oídos de la madre, sino también la industria farmacéutica por citar un caso. Otro sector que sigue sin enterarse de que los niños no son tontos.
Toda esta reflexión surge a raíz del famoso proceso griposo-catarral que todos hemos pasado en casa,  y que sin medicinas obviamente se hubiera prolongado aún por más tiempo. Sin embargo la hora de la medicina para "Casato" resultaba casi una batalla campal. En parte por su reticencia pero también por el sabor horrible del potingue en cuestión. Y vaya por delante que entiendo que los medicamentos no son precisamente caramelos en lo que a sabor se refiere pero entre que algo sepa mal de forma natural y que lo tratemos de mejorar haciendo que sepa aún peor… casi que prefiero lo primero.Porque ese es el problema. Los niños no son tontos. Y por mucho que en la caja del producto nos digan que tiene un delicioso sabor a naranja, cuando lo prueba y se le caen dos lagrimones de lo mal que sabe el producto en cuestión, se pregunta uno si es que el que hace las cajas es un bromista o que clase de naranjas ha podido tomar el creador del producto a lo largo de su vida. Porque todo parecido del sabor con lo que se supone a lo que debe saber, salvo raras excepciones, es pura coincidencia. Y eso el niño lo nota y dificulta aún más poder darle cualquier medicamento. Porque la cuestión llega a tal extremo que el sabor del medicamento hasta se nota cuando se mezcla con zumo, con batido o con cualquier otra cosa con la que tratar de disimular el sabor del potingue.
Así que como conclusiones dos cuestiones:Señores de la industria, no sigan pensando que los niños son tontos y por decirles que algo tiene sabor a naranja, o a fresa el niño se lo va a creer y se lo va a tomar con los ojos cerrados aunque sepa a rayos a la plancha. Los niños no son tontos por mucho que ustedes se empeñen.
Y la segunda… si sabes cómo hacer más fácil eso de darles las medicinas a los más pequeños, será un placer que dejes en los cometarios el truco de cómo lo haces.Papaito Wai

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