Revista En Femenino
El domingo fuimos a votar. Pichu, con su curiosidad de costumbre, quería saber qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué, y ya puestos, a quién. Y obviamente, su padre y yo le explicamos todo lo que quería saber y también le dimos nuestras razones. Su única pregunta después de toda la explicación, mientras me miraba con sus ojazos enormes sosteniendo mis sobres, fue: "¿Y por qué los niños no podemos votar?". Y ya podéis visualizarme contándole el rollo del sufragio universal mientras esperábamos nuestro turno. Lo que pasa es que esta vez fue ella la que se quedó convencida y yo fui la que no acabó de quedarse satisfecha con lo que le había contestado, respuesta de libro de historia empollada para examen, básicamente, teoría pura. Así que añadí: "¿Sabes qué? Que yo tampoco entiendo por qué los niños no podéis votar, porque estoy convencida de que si pudierais, otro gallo nos cantaría". Me sonrió feliz.Y es que es tal cual. Así lo pienso. En circunstancias normales, los niños son sinceros por naturaleza, no tienen miedo a los cambios (en general), les gusta innovar y probar, experimentan, saben apreciar lo que es útil y lo que no lo es lo descartan a la primera; tienen capacidad selectiva y no se dejan aborregar tanto, cuestionan más que los adultos, se niegan más que nosotros a hacer aquello que no les agrada; si juegan con algo durante un tiempo y ese algo ha dejado de hacer su papel, lo retiran, haya servido o no, y si les sigo siendo útil lo guardan como oro en paño; tienen concepto de principio y fin. Si algo les gusta, les gusta, y eligen conservarlo y cuidarlo, y si algo no les gusta, se horrorizan sólo con imaginarlo. En definitiva, SON MÁS VALIENTES. MUCHÍSIMO MÁS. Tengo la esperanza de que los adultos conservemos un poquito de los niños que fuimos y seamos capaces de afrontar la realidad y el mundo con la misma valentía que ellos tienen. Valentía para cambiar, continuar, renunciar o renovar. Ojalá se nos pegue un poquito el sentido crítico que los niños SÍ TIENEN y que, dicho sea de paso, nos cargamos los adultos con tanto molde absurdo y tanta falta de consideración hacia sus opiniones y su propio mundo.¡¡¡LARGA VIDA A PETER PAN!!!CON M DE MAMÁ y V de VALIENTE