Llega el verano y con ello una tarea adicional para las madres: el protector solar. No hay forma en esta casa, que los chicos salgan al mundo sin su dosis diaria de protección, y si van a ir a la pileta, mar o lago, los refuerzos son claves.
Cuando era adolescente me iba a la plaza que estaba cerca de casa a tomar sol. Compraba mi aceite con el menor grado de protección posible y estaba horas ahí. En general iba de 12 a 15, porque el sol pegaba más. Había días que iba sola y otros con amigas. También nos servían las terrazas de los edificios o los balcones, donde nos íbamos corriendo para tomar absolutamente todo el sol posible. En la época de mi mamá, ella cuenta que usaba gaseosas como “protector” junto con papel de aluminio para incrementar el efecto-sol.
Pasaron los años y los avances tecnológicos demostraron que no todo lo que te gusta hace bien, o por lo menos que los cuidados eran claves. Nuestra piel, esa que nos protege en forma diaria también tenía que ser cuidada con productos específicos y los horarios de exposición debían ser respetados según los momentos donde el sol.
Ahora, sabemos que los efectos del sol en la piel son mucho mayores y que es clave la prevención, tanto en verano, como en el resto de las estaciones.
Por suerte, los chicos que son esponjas para todo, ya están acostumbrados a “encremarse“para salir. Ni lo cuestionan, al contrario, esperan su turno antes de salir. Los más grandes “en teoría” son autónomos, pero bueno, siempre está bueno, también chequear que se hayan cubierto bien todas las zonas de protección, es especial hombros, rosto y espalda.
En esta época además de elegir trajes de baño para toda la familia suma a la lista protectores solares, cremas hidratantes para después del sol y gorras. Puedes chequear las remeras para el agua, especiales para los chicos más blancos que no pueden estar ni con protectores altos al sol.
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