Últimamente no voy mucho a la biblioteca, y no por orden de alejamiento autoimpuesta, sino porque el tiempo escasea, mi hijo se ha hecho mayor y sólo se le lleva a la capital un día a la semana por incompatibilidad de horarios con el transporte público. Pero como en los últimos meses he ido encadenando o medio encandenando contratos, ese viajecito lo hace mi costillo, y con ello la posibilidad de perderme entre las estanterías de la biblioteca se esfuma.
Pero las pocas veces que voy, siempre peco, y cuando vi esta novela entre las novedades en préstamo, me llamó la atención, a pesar de que con el boom de novela erótica, ha pasado igual que con el de novela negra nórdica, nos están metiendo cada ladrillo que da temblor sólo pensar en tropezarse con uno. En primer lugar debo reconocer que confundí el titulo, y es que por los blogs circulaba la novela 90 días de MC Andrew, y la similitud hizo que me quedará con el libro. Y por otro lado la portada tan somera, me dejó con ganas de descubrir el interior.
Los libros suelen entrar por los ojos, y este posiblemente no lo consiga, no he visto una portada más sosa en mi vida, y los colores oscuros, que parece que se hayan puesto de moda en la novela erótica, ¿porque relacionar lo sensual, y picante con el color negro?, me hago esta pregunta desde que vi la portada de Cincuenta sombras de Grey, pero es que después practicamente todas las novelas que han salido para aprovechar el filón, la han copiado en mayor o menor medida, y a mí no me gustan los colores tan sombríos, desde luego jamás relacionaría el sexo con ese color. Las portadas de las ediciones extranjeras tienen más gancho o por lo menos dejan entrever más el género de la obra.
Cómo he reconocido en más de una ocasión, he sido lectora de novela erótica, pero de la de verdad, de la que publicaban las editoriales especializadas como la desaparecida Sonrisa Vertical, y con este boom he aprovechado para volver a leerla sin que nadie me mire como un bicho raro, pero pocas veces he encontrado literatura erótica de verdad, Cincuenta sombras la precursora, es una novela romántica picantona y poco más.
Esta que me ocupa hoy, tiene mucho más de novela erótica, pero no me ha acabado de convencer, y es que desde luego es un compendio de practicas sexuales que van desde el sado, el bondage, el voyeurismo, las relaciones homosexuales y lésbicas, el bisexualismo, el striper, y el exhibicionismo anónimo... creo que pocas se deja fuera del tintero, sin embargo le falta lo principal, una trama, porque como lectora de novela erótica no busco sexo gratuito, ni pornografía, si no una trama creíble en la que la sexualidad, y la sensualidad calcen de forma natural, y Lucinda Carrington no lo ha conseguido.
La autor@
Poca es la informacíón que he encontrado de la autora, quizás que el género no estuviera muy en boga en nuestro país ha hecho que en la red haya poca información y como ya hace días que he devuelto el libro a la biblioteca, pues no se si en las solapas interiores ofrecía algunos datos. Sólo puedo afirmar que a pesar de que en la portada del libro se empeña la editorial en subirse al carro de Cincuenta sombras, esta novela es muy anterior, data de 1999 y pocos puntos tiene en común con la archiconocida trilogía
Lucinda Carrington es una reputada escritora de novela erótica, que se encuadra en el periodo clásico temprano de Encaje Negro, en su haber tiene cuatro novelas, El maestro de Shilden, Los noventa días de Genevieve, Una mujer peligrosa, y Un juego peligroso. La autora vive en Essex.
Argumento
James Sinclair es el dueño de una multinacional, rico, poderoso, guapisimo y acostumbrado a salirse con la suya. Y en estos momentos desea que Genevieve Lofton esté a su disposición durante noventa días. Genevieve trabaja en una agencia publicitaría pequeña que está buscando hacerse un hueco en el mercado y pugna por hacerse con la cuenta de Sinclair, que podría relanzar a la empresa y su carrera.
A pesar de ser una mujer atractiva, vive para su trabajo y no se le conocen relaciones. Sinclair le ofrece la cuenta a cambio de ella, de su cuerpo, y de su disponibilidad. Genevieve acepta pensando que será una noche, pero se encuentra con noventa días y con pruebas muy variadas, si rompe el contrato o se niega a alguna práctica perderá la cuenta y competidores no le sobran.
De la mano de Genevieve y de James Sinclair recorremos prácticas sexuales que pueden llegar a sonrojarnos. Genevieve descubrirá que es más deshinibida de lo que pensaba y que tiene gustos que están fuera de lo común. ¿Pero que pasará después de esos noventa días? Esa pregunta se la hace Genevieve que va sufriendo una transformación conforme pasan los días.
Impresiones.
La historia está narrada en primera persona por Genevieve una muchacha de una treintena que vive para trabajar, para situarse bien económicamente y que es capaz de hacer cualquier cosa por ello, incluso de venderse, aunque ella al principio no es consciente de ello. De esta forma toda la inexistente trama la vemos a través de los ojos de esta atractiva mujer que sufre un vaivén emocional considerable. Una mujer sensual capaz de despertar los instintos de los machos que la rodean con una simple falda de tubo negra y una blusa blanca de seda abrochada para la ocasión.
La propuesta de Sinclair desata en ella inseguridades de todo tipo. Barrigtons, la empresa para la que trabaja es modesta, y es poco creíble que una cuenta de esa envergadura le sea adjudicada, sin embargo Sinclair presume de ser hombre de palabra, pero no por ello deja de coquetear con la competencia, y ello hace dudar a la fría Genevieve que se derrite cuando está con él.
No siempre es necesario para disfrutar una novela empatizar con sus personajes, pero si al menos entenderlos un poco. Genevieve es demasiado fría, aséptica, no he podido entender porque se vende o se prostituye por un contrato, al principio parece ser eso, pero poco después lo que siente es adicción y se pregunta constantemente que pasará después de los noventa días. No conocemos la vida sexual de la publicista, pero sí que no es muy activa y que no se sale de lo normal y de momento se presta a todo lo que propone Sinclair y os puedo asegurar que no es moco de pavo.
Y es que a nuestro superhombre que no se escapa de ninguno de los tópicos de los buenorros protagonistas de este tipo de novelas, le gustan prácticas variadas y fuera de lo común, y sobre todo humillar a la mujer con la que está, y le ponen a cien los cueros, que le fabrica exprofeso para cada amante Georgie, una lesbiana, que parece ganarse bien la vida a cuenta de los caprichos de los ricachones.
Poco más sabremos de James Sinclair, sus gustos, su magnifico cuerpo que nos recuerda Genevieve a la primera de cambio y que no le gusta que le toquen... No percibimos una evolución el personaje y de golpe y porrazo hacía el final de la novela el personaje da un giro de 360º muy poco creíble, y azucara la historia.
Los secundarios aunque necesarios para que esta avance tampoco están desarrollados, quizás un poco más Georgie porque sale en bastantes ocasiones, pero no por ello podemos aprehenderla, o el hemano de Genevieve, Phillips, un hombre que parece no entender a las mujeres y que va siempre de batacazo en batacazo, o el dibujante que parece querer tenderle una trampa a Genevieve que tiene consecuencias que el mismo no sospechaba.
He leído bastante novela erótica, pero en esta al autora no termina de crear ambiente, algunas escenas, aunque no se le puede negar que estén subidas de tono, son una descripción fría de actos, que te dejan indiferente, tanto que parecen una sesión gratuita y sin ningún mérito, vamos lo que yo digo sexo metido con calzador a la primera de cambio.
No se le puede negar a la autora el enganche de la obra, sobre todo porque al lector le pasa como a Genevieve, se pregunta si realmente firmará el contrato al final de los noventa días. Si Genevieve se sometera a todos sus caprichosos o será capaz de negarse si le parece un abuso y con ello perder la cuenta, y sobre todo que pasa con ellos después de esos noventa días.
Sin embargo aunque el final quizás sea el adecuado por la evolución del personaje femenino y lo poco que deja entrever el masculino, me da la sensación de que es precipitado, de que la autora no ha sabido llevarlo a buen puerto, y al menos por la parte masculina me parece muy inverosimil, y sobre todo edulcora muchisimo una novela que de romántica tiene poco.
Conclusión
Nos encontramos pues ante una novela erótica, que toca muchos palos y que tiene puntos fuertes y puntos débiles, aunque quizás por mi exposición pueda parecer que solo hay aspectos negativos. Genevieve, salvo el tema de la venta o prostitución por trabajo, podría ser cualquiera de nosotros, una mujer corriente y normal que descubre que en el sexo es capaz de tener gustos fuera de lo común o de lo políticamente correcto. Digamos que aprende a disfrutar de su cuerpo y de la oportunidad que le ofrecen.
Y os puedo asegurar que su evolución sonrojaría a más de un hombre y de una mujer, pero que la veo factible porque se produce de forma gradual, pero creo que la autora no ha sabido explotar bien la novela, tenía muchas posibilidades y no las ha sabido llevar a buen puerto. Podría haberle quedado una novela explosiva, sin necesidad de azucarla. Porque una mujer también puede utilizar a un hombre y de hecho hay espécimenes a estudiar. Quizás el año en que fue publicado pueda explicar en cierta medida ese final un poco forzado para mi gusto.
Creo que es una novela en la que hay que poner la balanza y no se puede recomendar o dejar de hacerlo, porque hay que leerla y cada uno hacer balance a ver que le pesa más. No nos encontramos con una novela del corte de Cincuenta sombras. Los personajes son gente normal, sin traumas infantiles, son gente como tu o como yo, que disfrutan de prácticas sexuales diferentes, que hacen realidad fantasías que los demás dejamos solo en este campo.
Hay escenas fuertes, la protagonista se somete a exigencias que yo no se si hubiera tolerado, pero Sinclair a pesar de ser un cabroncete de tomo y lomo siempre logra preservar la identidad de Genevieve.
No será la mejor novela erótica que he leído, pero por lo menos he encontrado entre sus páginas lo que me han vendido, y no una novela romántica subidita de tono.
¿Te animas a leerla?
Con esta reseña comienzo mi aportación a la quincena erótico-festiva