Es bastante complicado leer algún artículo sobre liderazgo y que no plantee la gran pregunta todavía no resuelta por ningún experto en management, si el líder ¿nace o se hace?. Las respuestas a esta pregunta no son homogéneas, están los que defienden que el líder tiene unas aptitudes con las que nace y las va puliendo hacia un objetivo para llegar a ser líder en el campo que elija, otros defienden que el líder se hace con la experiencia y formación acumulada en su vida profesional. Como siempre en estos asuntos que son difíciles de demostrar empíricamente están los que creen que tiene parte de genética y otra parte importante son los factores ambientales, y por estos últimos son por los que “se hace” y “le hacen” líder.
Parece que la parte genética no es la predominante pues solo tenemos que pensar en qué hijo de algún personaje considerado “líder” ha seguido los pasos de su progenitor, si nos detenemos un tiempo a recapacitar podemos recordar algunos pero son más bien escasos, esto demostraría que la carga genética puede tener algo que ver pero justifica que no sea determinante. Llegados a este punto podemos respirar tranquilos porque todos tenemos la posibilidad de educarnos y formarnos para poder llegar a tener unas capacidades de liderazgo.
Si hacemos un breve resumen histórico podemos observar como según el momento histórico se da un tipo de liderazgo u otro, porque las necesidades sociales influyen demasiado en la evolución de la economía de un país. Lo que hoy nos sirve como pautas innovadoras para liderar equipos de trabajo estarán obsoletas en el futuro y a nuestros antecesores ni se les hubiesen ocurrido porque la sociedad no se las demandaba.
No remontándonos mucho más que 30 años (partiendo de los años 70) analizaremos los cambios de liderazgo que han existido:
Liderazgo Autoritario: La sociedad necesitaba en ese momento jefes que supieran mandar, por regla general estos jefes tenían más estudios que los grupos que tenían que dirigir y solo por el conocimiento la sociedad les daba una diferenciación, ellos mismos se sentían superiores con respecto a los demás. Las órdenes, algún que otro grito, era aceptado por los subordinados.
Líderes Comerciales: La sociedad se da cuenta que el mandar está bien y es adecuado, pero se necesitaba comercializar los productos para que nos comprasen y se pudiera competir en el mercado económico mundial. Ya no estamos en un momento de órdenes sino que se pone el foco en como desarrollar las habilidades de los directivos hacia la comercialización y que se centren en el cliente, con la frase ya mítica “el cliente siempre tiene la razón”. La relaciones empresariales ya han cambiado de forma notoria.
Líderes de Organización: Poniendo el foco en la parte externa dejamos un poco abandonada la parte interna, y las compañías empiezan a requerir que las empresas se deben organizar mejor, se tiene que centrar los procesos internos de las compañías, todos los departamentos deben tener unos objetivos para controlar los modos de hacer, se deben centrar en que los procesos se realicen en menor tiempo pero con una calidad superior a como se realizaban antes. Los directivos se deben centrar en los proyectos y en sus fases para que terminen en el tiempo acordado con el cliente. Es el momento de la Calidad.
Líderes Innovadores: Tanto proceso, método, calidad dejó un poco de lado la creatividad de los trabajadores. Se necesita entonces directivos creativos que generasen nuevas ideas, nuevos modos de hacer las cosas y de tratar los equipos de trabajo, para poder descubrir modos diferentes de motivar a los empleados.
Líderes globales: A medida que vamos componiendo el puzzle damos por supuesto que todas las actitudes y aptitudes anteriores se van adquiriendo para poder permanecer en la organización. Los líderes de este momento histórico tienen que estar al tanto de todos los departamentos involucrarse con cada departamento para ver que necesita y poder apoyarle.
Líderes de personas: El gran avance del sistema educativo ha permitido que la gran mayoría de los empleados tengan carrera, estudios post-grado, idiomas, manejo de informática; esto hace que los directivos tengan equipos de trabajo muy cualificados y tengan que dirigir profesionales que les aventajan mucho en cuanto a formación se refiere, lo único que les queda por acumular es la experiencia laboral. Las necesidades de las personas cambian, pero sobre todo el modo de dirigirlas para que trabajen cumpliendo los compromisos y alcanzando los objetivos.
Una vez realizado este breve repaso histórico y analizado los diferentes liderazgos que han asumido y han de asumir los líderes, demostramos de nuevo que la genética no tiene casi influencia y el ambiente pasa a ganar mayor peso.
Ahora si tuviéramos que definir el liderazgo del siglo XXI podríamos decir que son las capacidades que tiene un jefe para guiar y dirigir a un grupo de profesionales para que logren el éxito. Este líder debería ser un orientador y un experto en inteligencia emocional. Cada vez más la sociedad avanza hacia el disfrute y el tiempo libre como arma fundamental, y el líder lo ha de tener presente y amoldarse a la hora de dirigir equipos para que no se generen conflictos internos.
Las cualidades que debe tener el líder del siglo XXI podrían ser las siguientes:
- Una persona con un alto sentido de la justicia
- Con una estabilidad emocional
- Que sea una persona que transmita seguridad
- Que plantee soluciones a los problemas que puedan surgir.
- Conocimiento del trabajo y de los miembros de su equipo
- Saber explicar el como y el para que (fundamental en la habilidad de dirigir)
- Dar órdenes e instrucciones claras y comprobar que se han comprendido
- No utilizar los “gritos” como arma de dirección
- Reconocimiento del esfuerzo de los colaboradores
- Interés personal con cada persona de su equipo
- No culpar a otros
- Defensa de los subordinados ante los superiores
- Cumplir las promesas y no crear falsas expectativas
- Escucha activa ante las explicaciones de los colaboradores y comprender los puntos de vista diferentes
- Asunción de responsabilidades
Al dar feedback negativo a un colaborador corrige la falta pero siempre respeta a la persona
Hoy en día ya es conocido por todos los expertos del management que liderar no es dar órdenes y que los demás lo acaten sin rechistar, como tampoco es hacer que la gente trabaje como autómatas, y que la presencia física y el cumplimiento de un horario no es lo único importante en el entorno de trabajo. Se necesita que los profesionales trabajen con entusiasmo, con implicación, que tengan una lealtad a un proyecto, que propongan mejoras, esta es la verdadera función del líder que pueda conseguir estos objetivos por parte de su equipo.
No es una tarea sencilla, pero como decía Baltasar Gracián en El Arte de la Prudencia: “Don de gentes: Conseguir la admiración general es mucho, pero es más ganar el afecto. Algo tiene de buena estrella, y más de diligencia. Comienza por aquélla y continúa por ésta. No basta tener excelentes cualidades, aunque se precisan, pues es fácil obtener el afecto con una buena reputación. Para la benevolencia se necesita la beneficiencia: hacer el bien con las dos manos, tener buenas palabras y mejores obras, amar para ser amado. La cortesía es el mayor embrujo político de los grandes personajes. Primero hechos y después palabras: ir de la hoja de la espada a la del libro, pues también los escritores tienen un don y es eterno:”
Por: Rosana Macías – Human Coaching
http://negocios-santafe.com.ar/recursos-humanos/los-nuevos-lideres/
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