Revista Cuba

Los obstáculos a la inversión extranjera en la economía castrista

Publicado el 01 mayo 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby

Flaco favor le ha hecho la responsable de CEPAL, Alicia Bárcena, a Raúl Castro elogiando su política de atracción de inversiones extranjeras. Por lo pronto, sus declaraciones durante una visita a La Habana para participar en el I Seminario Internacional Oportunidades y desafíos para el desarrollo de América Latina y Cuba, celebrado en el hotel Meliá Cohiba de La Habana, han despertado un interés mediáticoque posiblemente termine ejerciendo un efecto negativo sobre las aspiraciones del régimen. Me explico.

Parece ser que la señora Bárcena considera que es acertado que el régimen castrista haya seleccionado "los rubros importantes para el país" a la hora de autorizar la apertura a la inversión extranjera. ¿Acaso eso no es empezar la casa por el tejado? ¿Por qué no se informa más la dirigente de CEPAL y observa que esos rubros son estratégicos para el régimen pero muy poco para el pueblo cubano? Es más, ¿qué tipo de relación guardan con el resto de la economía esos rubros?, acaso realmente ¿tienen algún impacto sobre el empleo y pueden servir para mejorar las condiciones de vida de los cubanos, en general? La respuesta a estas preguntas tal vez exigiría un análisis más sosegado.

Precisamente, que el régimen haya formulado su principal apuesta con la Zona Especial de Desarrollo Mariel es un ejemplo de lo poco que le interesa que las inversiones extranjeras lleguen a toda la Isla, beneficiando al empleo y las condiciones de vida de los cubanos. Al cerrar el espacio inversor extranjero a la ZED, el régimen apuesta por el control máximo del capital foráneo, lo que previsiblemente tiene poco que ver con lo que señala la representante del CEPAL.

Otro aspecto que merece atención es la recomendación al régimen de que tenga en cuenta "la salud de la economía en la zona de las Antillas y Centroamérica". Incomprensible. Si se presta atención a los vínculos históricos de la economía cubanacon la zona geográfica en que se encuentra, se puede comprobar que son muy escasos. Nunca en la historia, ni siquiera en la época colonial, tuvo Cuba en esa zona a sus competidores en cuanto a la atracción de capitales extranjeros, tal y comose explicó durante las sesiones del Seminario Internacional Oportunidades celebrado en el hotel Meliá Cohiba de La Habana.

No existen evidencias de la competencia de Cuba con los países del Caribe. Y en general, cada vez que ha existido una coyuntura económica favorable en la zona, la economía castrista ha desaprovechado los estímulos externos, incapaz de generar recursos con su comercio exterior, dada la estructura obsoleta e improductiva de su tejido empresarial, dominado por un ejército de empresas estatales, poco interesadas en "turismo náutico o transporte marítimo, que son rubros susceptibles de explotarse dadas las condiciones naturales de la región".

Cuanto mayor sea el número de inversores en la Zona Especial de Desarrollo Mariel mayor será la recaudación del régimen procedente del capital extranjero, y menor será el aprovechamiento para todos los cubanos de los efectos positivos de estos procesos. Si en vez de querer concentrar inversiones en la zona del puerto, se autorizase el establecimiento libre en todos los sectores del país, y con los cubanos que sean dueños de sus negocios, los resultados que cabría esperar del capital foráneo serían mucho más positivos, y sus efectos multiplicadores muy benéficos para el conjunto de la economía.

En numerosas ocasiones, he señalado que el inversor extranjero toma en cuenta una serie de indicadores a la hora de apostar por un determinado país. Algunos de esos indicadores ni siquiera fueron mencionados por la señora Bárcena en su visita a La Habana. Tal vez los olvidó, pero vale la pena recordarlos nuevamente: estabilidad institucional, seguridad jurídica, disponibilidad y costes de la energía, incentivos fiscales sostenibles, capacidad adquisitiva de la población, recursos humanos cualificados.

Si se atiende a esta somera relación, Cuba cotiza alto en uno solo de ellos, desde el punto de vista internacional. En los otros, mucho me temo que la experiencia de los últimos 55 años deja fuera a la mayoría. ¿Quién se puede atrever a arriesgar su capital en esas condiciones? Muy poco se habló de ello durante el Seminario del Meliá Cohiba, pero es que de eso es de lo único que hay que hablar. En La Habana, esos temas, molestan.


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