En realidad, la tecnología siempre ha acompañado a la humanidad. Al fin y al cabo la tecnología es desarrollada por los humanos para ayudarles en sus diversas labores, trabajos y aspiraciones, así que nada tiene de particular que se entrelace, que se imbrique en su propia vida.
Sin embargo, tenemos la sensación, probablemente cierta, de que con la explosión del mundo digital, estamos continuamente interactuando con la tecnología, que ésta cada vez se encuentra más presente en cada cosa que hacemos y que está, incluso, transformando nuestros comportamientos y hábitos de comunicación, relación y ocio, por ejemplo. Al respecto, no tenemos más que pensar en el uso que hacemos de los smartphones y las Apps sociales en ellos presentes y cómo influye en nuestra forma de relacionarnos.
Y la perspectiva es que con el desarrollo actual y, sobre todo, el esperado, de la inteligencia artificial, la robótica o la realidad virtual, ese 'hiperpresencia' tecnológica siga aumentando y quizá condicionando nuestras vidas, casi nuestra propia esencia.
Hay, incluso, una cierta tendencia a fusionarnos de alguna manera con esa tecnología, a que ésta pase a casi integrarse con nosotros, a ser una prolongación nuestra o aumentar nuestras capacidades acercándonos al concepto de Ciborg.
En ese contexto hay ya una notoria actividad que busca un enfoque más humanista, más ecológico y más ético del uso de la tecnología.
Amber Case
Leyendo el libro 'Mundo Orwell: Manual de supervivencia para un mundo hiperconectado' de Ángel Gómez de Ágreda me encuentro, un poco en esa línea, la descripción de los principios propuestos por Amber Case para conseguir unos sistemas algorítmicos respetuosos con la dignidad humana.Amber Case es un personaje bastante conocido. Es una investigadora de Harvard y del MIT que trabaja entre otras cosas en el ámbito del fenómeno cíborg y que dispone, por si el lector quiere conocer algo más, de alguna popular charla TED: 'We are all cyborgs now'.
Pues bien, esta investigadora propone estos ocho principios de cara a ese respeto de la dignidad humana:
- La tecnología requerirá la mínima atención posible de la persona, es decir, interactuará de una forma poco invasiva en que permita a la persona mantenerse perfectamente integrada en su entorno y tenderá a ayudar a entender el contexto pero sin interpretarlo (la interpretación la debe hacer la persona)
- Más que resolver los problemas por sí misma, actuará como herramienta auxiliar ayudando a la resolución.
- Se mantendrá en la periferia, requiriendo atención cuando sea estrictamente preciso y durante el menor tiempo posible.
- Partiendo de la idea de que personas y máquinas son diferentes y tienen cosas diferentes que aportar, tenderá a 'aumentar' a humanos y máquinas favoreciendo lo mejor de cada uno.
- Aunque podrá comunicar, en general no necesitará hablar, lo cual es otra manifestación del bajo nivel de visibilidad y de atención requerida del humano.
- Será resiliente en el sentido de que, incluso cuando se produzca algún tipo de fallo deberá mantener algún tipo razonable de operatividad y no fallar de manera competa y catastrófica.
- Se empleará lo mínimo posible para resolver el problema lo cual, más que una característica de esa tecnología o algoritmo, implica autodisciplina por parte de las personas y no renunciar a usar sus propias capacidades humanas.
- Respetará las normas sociales siendo, además, la tecnología la que se adopte a nuestras vidas y no al revés.
Se trata de unos principios que veo bastante diferenciados, aunque complementarios y con algún solape, de lo que se propone en el ámbito de otros trabajos referentes a la ética en inteligencia artificial aunque, por ejemplo, lo relativo al respeto por la autonomía humana sí parece bastante recogido en la propuesta de Case.
Veo también que, en realidad, los ocho principios, en realidad, casi se reducen a dos. Por un lado a reclamar que las personas se mantengan al mando, que sean las que decidan sin delegar esas decisiones en la tecnología. Y, por otro, que la tecnología se integre de forma muy natural y sin apenas requerir atención ni esfuerzo por parte del humano y sin interrumpirle en su devenir.
Parecen objetivos loables y a tener en cuenta. Quizá, eso sí. pequen de un cierto idealismo y, la verdad, y siendo realistas, no parece que en este momento, al menos de manera general, nos estemos adhiriendo a ellos.
¿Lo haremos en algún momento?