Editorial: La esfera de los librosPáginas: 704ISBN: 9788499707600Precio: 9,90 €Sinopsis
Joséphine Cortès es una mujer fracasada: su marido la ha abandonado, su hija mayor no la respeta, nadie valora su trabajo como experta en historia medieval y, además, ha vivido siempre bajo la sombra dominante del éxito de su hermana, la bella y rica Iris.
Pero Joséphine tiene algo que Iris no posee: sensibilidad, bondad y...otras muchas cosas que ni tan siquiera ella sospecha.
Esta es la historia de Joséphine. Pero es también la historia de muchas otras mujeres, las que somos, las que querríamos ser, las que nunca seremos y aquellas que quizás seamos algún día.
Una novela como la vida misma.
Reseña
"Una novela como la vida misma". Perfecto resumen de la obra.
Se trata de la primera entrega de una trilogía. De este libro me atrajo su peculiar título y su eslogan: “Porque siempre hay luz al final del túnel. Una oda al optimismo”. Me compré un cofre con la trilogía formada por Los ojos amarillos de los cocodrilos, El vals lento de las tortugas y Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, casi sin saber de que trataban, simplemente por intuición y porque me atrajeron esos curiosos títulos y portadas. Después de leer el primero de ellos, me alegro de haberme hecho con estos libros. Me alegro muchísimo.
Nos trasladamos a Francia para infiltrarnos en la casa de la familia Cortès, que está a punto de fragmentarse definitivamente. Nuestra protagonista es Joséphine Cortès, de cuarenta años y madre de dos hijas. Será abandonada por su marido, el cual comenzará una nueva vida con una mujer que hasta entonces era su amante. Este será el hecho que cambie la vida de Joséphine, y a partir de ahí seremos testigos de la brillante evolución de esta entrañable mujer.
Esta no es una historia con grandes y apasionantes giros de trama. Más bien se trata de la vida cotidiana, a veces un tanto peculiar, de los personajes que aparecen en ella. La novela no sólo se centrará en Joséphine, sino que podremos meternos en la piel de cada personaje y “verles” crecer dentro de la historia. Al principio este hecho me parecía un poco agobiante, pero una vez me familiaricé con los personajes me alegré mucho que así fuera. A veces, cuando finalizaba un capítulo de un determinado personaje, seguía devorando el libro porque deseaba saber cómo continuaba su historia. Tras el capítulo de un nuevo personaje, quería saber cómo seguía la historia de este último, y así continuamente. Lo que quiero decir con esto es que cuando te metes de lleno en él, se convierte en un libro muy adictivo. Esto y que la historia es muy ágil y emplea un lenguaje muy cotidiano, fácil, hace que el libro se lea muy rápido, a pesar de sus 700 páginas.
“El silencio se había instalado entre ellos como una evidencia, un muro de Jericó que ninguna trompeta haría caer nunca, pues nunca gritaban, ni cerraban la puerta de golpe, ni nunca alzaban la voz. “Felices las parejas que discuten”, pensó Iris, “todo es más fácil después de una buena pelea”. Se desgañitan, se agotan y se echan a los brazos el uno del otro. Un tiempo de reposo en el que bajan las armas, en el que los besos dulcifican los rencores, borran los reproches, firmando un breve armisticio. Philippe y ella sólo conocían el silencio, la frialdad, la ironía hiriente que escarbaba día tras día la fosa de una separación.”
Obviando algunos detalles que no suelen ser pan de cada día para la gente de a pié, como el hecho de escribir una novela de éxito o dar entrevistas por televisión, por ejemplo, de esta novela me ha llamado especialmente la atención lo cercanos y familiares que son sus personajes. Creo que casi todos podremos sentirnos identificados con alguno, o ver similitudes entre ellos y la gente que nos rodea. Son personajes sumamente realistas, a mi parecer. Destacaría, entre los que más me han gustado, a la protagonista, Joséphine. Una mujer con una baja autoestima, que no es consciente ni de lo que vale ni de lo que es capaz. Sumamente tierna y sensible. Me la imaginaba como una niña grande. Le he cogido mucho cariño a esta mujer, y disfruté muchísimo “viéndola” crecer a lo largo de la novela. Otros personajes que también me han gustado mucho son Marcel, padrastro de Joséphine, y Josiane, la amante de Marcel. De ellos simplemente diré que me hicieron llorar, a pesar de que no soy especialmente sensible con la novela romántica. Como no podría ser menos, también hay personajes a los que he llegado a detestar, como a Hortense, la hija mayor de Joséphine. Aunque creo que este personaje puede evolucionar muy positivamente a lo largo de la segunda y tercera entrega de la novela. En general, vuelvo a repetir que lo que más me ha llamado la atención de esta obra es la naturalidad de los personajes, y creo que es uno de sus mayores atractivos.
Como ya dije antes, el lenguaje empleado por la escritora es sencillo y cotidiano, lo que facilita la agilidad de la lectura. Además, en el libro se intercalan capítulos con historias diferentes, de diferentes personajes, lo que lo convierte en un libro dinámico y nada monótono. Personalmente, me pasé todo el libro deseando saber que pasaría a continuación. Ni cabe mencionar que lo disfruté muchísimo.
En resumen, una novela fresca y diferente a lo que he leído hasta ahora. Sencilla, que no pretende ofrecer más que buen entretenimiento. Divertida, a veces dulce e inocente, a veces cruda y cruel, tan como la vida misma. Sólo por poder conocer a la adorable Joséphine Cortès merece la pena leerla. No sería capaz de recomendarla a un tipo de lector concreto. Totalmente recomendable para todo aquel que le apetezca pasar un buen rato en compañía de unos magníficos personajes.