tan claros, tan azules
como el piar de Twitter.
Siempre con la cabeza gacha
iluminada por la pantalla.
Los ojos de mi niña volaron,
como drones de Amazon
hacia los mundos de Google.
Snapchat es su diario,
WhatsApp su confidente,
YouTube su maestro y consejero.
¿Quién necesita Facebook?
Ya apenas soy, apenas somos.
Mails olvidados en la nube virtual.
Los ojos de mi niña
asoman en instagram.
Los ojos de mi niña volaron.
Las redes se los llevaron.