“La investigación y la infancia tampoco han contado en la agenda de este gobierno”
Al igual que olvidan sus múltiples cuentas en paraísos fiscales, sus sospechosas vacaciones con amistades peligrosas y su consentir y no ver las corruptelas, han olvidado también labrar un futuro de progreso para España. Dos columnas clave de lo que pueda ser una sociedad en avance son la investigación y la infancia. La innovación tecnológica es el patrimonio por excelencia de los países punteros. La segunda pata es el relevo generacional, sobre todo en una sociedad envejecida que ya solo espera seguir cobrando la pensión y tener buenas residencias para vegetar bien los últimas días de la existencia.
El 14 de abril, además de conmemorar la República cada día más promocionada por la propia monarquía, se celebró también el treinta aniversario de la primera ley reguladora de la investigación en España bajo el impulso del gobierno socialista de Felipe González en 1986. Penita daba ver ayer en la tele a los jóvenes y brillantes investigadores españoles explicar como aceptaban trabajos de hostelería para poder sobrevivir en un país que les niega el pan y el agua. Se nos cae el alma a los pies cada día que una joven investigadora española sale en los titulares de la prensa internacional como artífice de un descubrimiento fantástico para la humanidad pero de la mano de otro país que supo reconocer su valía y la importancia de su proyecto. No se qué dirán de esto los patriotas. El presupuesto se ha diezmado, nadie puede concluir una investigación bajo un contrato basura que termina antes que el proyecto, el cuerpo de investigadores envejece y las instalaciones se quedan obsoletas.
En cuanto a la infancia el último informe de UNICEF haría sonrojar a cualquier gobernante decente. Desde cuatro parámetros que miden la igualdad entre los menores: ingresos, educación, salud y satisfacción vital, ocupamos el lugar 36 sobre 41 países desarrollados, solo por encima de México, Bulgaria y Rumania. Un 36,6% de nuestra infancia vive en la precariedad. Más de la mitad de los niños que viven con madres solas, son pobres. Los analistas apuntan a un insuficiente gasto y su ineficiente gestión. El impacto de la LOMCE se vera en los próximos años, como la falta de ayudas al estudio y el negocio de los máster. Un aplauso, por favor.
A vuela pluma de Elisa Docio, ahora también en "Curiosón", @2016