Esta madrugada, se han dado a conocer los premios Oscar. Un reconocimiento considerado como el más prestigioso dentro del mundo del cine. Las estatuillas han sido entregadas en el “Dolby Theatre”, anteriormente conocido como el “Kodak Theatre”, ubicado en Los Ángeles (California).
Pues bien, en esta 89 edición, la gala no ha dejado indiferente a nadie, en mi opinión, por dos motivos claramente diferenciados, pero que a la vez se relacionan. Por un lado nos encontramos con, lo que yo consideraría, la gran sorpresa de la noche, como es el premio a la mejor película, que ha caído en manos de Moonlight, un film del director Barry Jenkins en la que participan Trevante Rhodes, André Holland, Ashton Sanders o Mahershala Alí, este último ganador del premio al mejor actor secundario. Moonlight se ha impuesto a la favorita, en todas las quinielas, el musical dirigido y escrito por Damien Chazelle (que sí ha conseguido el premio al mejor director): La La Land. Una película interpretada por Ryan Gosling y Emma Stone, actriz que ha ganado la estatuilla la mejor actriz. Así pues, ambos largometrajes se han repartido casi todos los premios importantes (tres para Moonlight: película, actor de reparto y guión adaptado y seis para La La Land, director, actriz, canción original, banda sonora original, diseño de producción y fotografía). Por otro lado, debemos destacar el imperdonable error cometido por Warren Beauty al dar el nombre del ganador a mejor película. Warren, no se ni si habrá leído el nombre en el papelito del sobre, ha otorgado a La La Land dicho premio cuando en realidad este era para Moonlight. El error ha sido subsanado cuando un miembro del equipo de producción de La La Land ha visto el sobre y ha mencionado el nombre de la película ganadora, Moonlight. Un error, mayúsculo, que ha eclipsado al resto de gala y que será recordado por la eternidad.
En definitiva, una gala donde Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos ha sido uno de los protagonistas, pero que sin embargo será recordada por el gran error de Warren y una gala donde la gran favorita, La La Land, no ha podido conseguir todos los premios que hubiese deseado.