Revista Insólito
Estimado lector,
Muchas personas en el mundo están abrazando la idea de vida extraterrestre en otros planetas. Y por tanto, la convicción de que algún día civilizaciones más avanzadas llegarán a la Tierra, posiblemente con milagrosas soluciones a los problemas mundiales, o como dicen los menos optimistas, una intención de invasión extraterrestre. Pero ¿Es esta cosmovisión del universo compatible con la narración bíblica?
La idea de vida extraterrestre tiene raíces en la evolución. Recordemos que en la visión evolucionista, la Tierra es solo un planeta más, un lugar donde simplemente las condiciones permitieron que la vida evolucionara. Una mezcla al azar dentro de millones de galaxias dentro de millones de planetas. Por esto concluyen, sería ilógico que esto no ya haya pasado en otro lugar.
Pero esto es diametralmente opuesto al mensaje cristiano. El planeta Tierra es único. El Dios de la Biblia diseñó la Tierra para sostener la vida (Isaías 45:18). Los planetas, o “las lumbreras en la expansión de los cielos”, cumplen una función completamente distinta (Salmos 115:16). Desde las nubes de ácido sulfúrico de Venus, a los páramos congelados de Plutón, los otros planetas son hermosos y diversos, pero no están diseñados para sostener vida.
Igualmente la idea de vida “inteligente” también conlleva a varios problemas, ya que tales seres no podrían ser redimidos. El plan de redención mediante Jesucristo es para la raza humana, es decir, los descendientes de Adán. Debido a que el primer hombre se rebeló contra Dios, el pecado y la muerte entraron al mundo (Romanos 5:12). Puesto que todos descendemos de Adán y Eva, hemos heredado la naturaleza de pecado. Jesucristo es la única solución a este problema físico y espiritual.
Si una raza humanoide inteligente existiera, ¿Cómo podría ser salva? Ellos no estarían relacionados genéticamente a Jesús. Uno podría argumentar que Jesús también visito su mundo, vivió ahí, y murió respectivamente, pero eso es anti bíblico. Cristo murió solo una vez por todos (1 Pedro 3:18, Hebreos 9:27-28). Jesucristo es Dios, pero no es un extraterrestre.
Otros podrían argumentar que tales razas no pecaron, pero eso también trae otros problemas teológicos. Los alienígenas también sufrirían de los efectos del pecado, así nunca hayan pecado. La caía de Adán afecto toda la creación, no solo a la raza humana (Romanos 8:20-22). La idea de una raza extraterrestre paralela a la raza humana trae graves problemas a la visión cristiana del universo.
En resumen, la idea de una raza superior fuera de este mundo, no puede sostenerse con las Escrituras, ni mucho menos con el mensaje de Cristo. Tal postulación recae en la teoría de la evolución de Charles Darwin, y mas bien, parece que favorecerá la agenda de ángeles caídos haciéndose pasar por seres inteligentes de galaxias lejanas, los ocultos “hermanos mayores”. Su fin será iniciar una rebelión contra Dios (YHWH) y colocar el luciferanismo como la religión mundial.
El universo es consistente con la enseñanza bíblica de que la Tierra es una creación especial. Cuando basamos nuestro pensamiento en lo que Dios enseña en su Palabra, encontramos que el estado actual del universo tiene mucho sentido. Gracias por leer el newsletter de esta semana. No olvide compartir el material con sus familiares y cercanos.
Leonardo M