Los pactos de Letrán y el nacimiento del Estado VaticanoEn 1870 se completaba con éxito el proceso de unificación en Italia, cuando el ejército del Rey Víctor Manuel II lograba atravesar las barreras de Roma y conseguía hacerse con la integridad de la Península Itálica. Los Estados Pontificios, los territorios italianos bajo la autoridad del Papa, caían también en manos del movimiento unificador en ese mismo año, iniciándose así la denominada "Cuestión Romana", término que demarca los años de hostilidad generados por la invasión italiana de la región pontificia. Esta situación de rivalidad no cambiaba hasta 1929, cuando nacía el Estado Vaticano, pero... ¿cómo ocurrió todo?Los Estados Pontificios (en amarillo) fueron los últimos territorios incorporados a la nueva Italia unificadaEn 1922, en un longevo contexto de hostilidad entre el Estado Italiano y la Iglesia Católica tras la anexión de los territorios de ésta última al nuevo reino unificado y su consiguiente pérdida de poder, el cardenal AchilleRattillega al trono pontificio bajo el nombre de Pío XI. A partir de este año, el nuevo Papa comienza a desarrollar una vasta actividad diplomática, enviando agentes de la Santa Sede ante todos los Estados posibles, asegurándose así la representación en el extranjero; asimismo, se empieza a modelar como una de sus finalidades eliminar el problema de la "Cuestión Romana" con Italia.
Una de las muestras de acercamiento al Reino Italiano, ahora dirigido por Benito Mussolini y su régimen fascista (con la presencia ceremonial, por otro lado, de un rey irrelevante e inservible, Víctor Manuel III), es la decisión del Pontífice de presentarse en uno de los balcones de la Plaza de San Pedro el día de su proclamación papal, algo que ninguno de sus sucesores se han atrevido a hacer en los 52 años anteriores.
Cierto es que uno de los pilares que constituyen la Italia fascista es su rechazo rotundo a cualquier religión (Mussolini siempre se ha declarado ateo); la Iglesia Católica, por otro lado, tampoco acepta el fascismo por su carácter violento y anti-religioso. No obstante, tanto la Santa Sede como la dictadura italiana necesitan del mutuo reconocimiento, y además la Iglesia considera la opción fascista como la "menos perjudicial" para sus intereses,antes que inclinarse por la incipiente corriente comunista. Es así como el 11 de febrero de 1929 se firman los Pactos de Letrán o lateranenses. El cardenal Pietro Gasparri, en nombre de Pío XI, y Benito Mussolini, en nombre del rey Víctor Manuel III, dan validez a un tratado que, entre otras cosas, reconoce a la Santa Sede como un sujeto de Derecho Internacional: aquí nace el Estado Vaticano. Con todo ello, Mussolini, a pesar de verse obligado a indemnizar al Papa por las pérdidas económicas sufridas en 1870, logra eliminar la "Cuestión Romana" y neutralizar toda posible oposición católica a su régimen.
A.E.P @Muajajan