Revista Diario
Me encanta mirar fotos. Decenas, miles de ellas recopiladas en ese fantástico invento llamado fotolibro. Desde que nacieron mis hijos que llevo unos diez, que miro y remiro cuando tengo algún ratito libre. Entre toda esa cantidad de imágenes, encontré ésta de mi pequeña princesa.Debe ser de hace dos veranos, cuando intenté reemprender mis estudios de historia, felizmente abandonados en su ecuador cuando llegó al mundo mi pequeño gran hombre. Ya tenía una licenciatura, así que la segunda puede esperar. La cuestión es que en un momento de descanso, dejé mis apuntes encima de la mesa y al volver a cogerlos me encontré a mi pequeña erudita de esta guisa que veis. Entusiasmada que estaba diciendo que era "como mamá". En fin, que los niños, además de recibir nuestras órdenes y consejos, de forma más o menos vehemente, al final, terminan imitando a sus padres. Convirtiéndonos en espejos. En el fondo nuestros pequeños quieren ser como mamá y papá, porque, por ahora, nos admiran y somos su referente en la vida (hasta que llega Milley Cyrus y escuajeringa todo el proceso, pero bueno). Bromas aparte, es cierto que un niño que ve a su padre leer, también leerá, si una madre es ordenada, es muy probable que sus hijos terminen ayudando a doblar la ropa y guardarla en su sitio. Y lo digo porque a mi me ha llegado a pasar, aunque en mis momentos de desesperación pensé que eso a mi no me llegaría. Seguramente con el tiempo, cada uno desarrolle sus propios gustos y maneras de ser, pero es bueno que "prediquemos con el ejemplo", al menos de este modo les damos la oportunidad de conocer lo que nosotros creemos que será bueno para ellos.Además, linda estaba un rato largo haciendo de estudiante aplicada, ¿verdad? Mi faena tuve en limpiar las gafas.