Cada familia es un mundo, cada padre educa a sus hijos de una manera, cada hijo es diferente… Por tanto no podemos generalizar a la hora de dar nuestros consejos a padres novatos. Es más, respeto lo que decide cada uno porque ellos serán los únicos responsables de que sus hijos sean unos desgraciados el día de mañana.
Hay un tema en el que soy respetuoso aunque, como dicen los groupies de Garzón, ni acato ni respeto. Son los antivacunas, esos pseudo-intelectuales, con complejo de superioridad moral sobre nosotros, pobres consumidores de mierda, que deciden criar a sus hijos como si vivieran en un bosque, rodeados de naturaleza, pajaritos cantando y riachuelos de agua fresca y cristalina.
No amigos, no. Paso vuestras gafapastas, paso vuestras Converse, paso vuestros iPods cargados de música de grupos que no conoce ni su padre. Lo que no paso es que criéis a vuestros hijos como si vuestras decisiones personales no influyeran en las de los demás. En el tema de las vacunas es muy sencillo de entender. Yo vacuno a mi hija y eso a los antivacunas no les influye en absoluto. Si los antivacunas no inmunizan a sus hijos están provocando que algunas enfermedades infantiles ya casi erradicadas, vuelvan con más fuerza y virulencia.
Este fin de semana hemos vivido en casa esa experiencia. Nos consta que en el cole de nuestra hija hay un grupúsculo de antivacunas que no “infectan” a sus hijos con esa basura sintética con la que el resto de padres, perros traidores consumistas, si vacunamos a nuestros hijos. El resultado es un brote de varicela muy virulenta, que está afectando incluso a los niños que están vacunados. ¿Alguien ha exigido responsabilidades a los antivacunas? No, claro, no es fácil de demostrar, sólo hay que preguntar qué niño fue el primero en caer contagiado en la clase y mirar si su padre es uno de esos antivacunas. Pero claro, eso entra en conflictos legales en los que el colegio no tiene intención de perder tiempo y dinero. Y lo veo normal, tan normal como que se le consienta a un padre escolarizar a sus hijos sin vacunar y nadie diga nada. Es volver a lo mismo de siempre, confundir libertad con responsabilidad.
Tú que me lees con asiduidad sabes que soy liberal, que defiendo que cada uno decida cómo actuar pero siempre y cuando se responsabilice de sus actos. Que luego no venga llorando para que “Papá Estado” pague tus errores. Si somos adultos para decidir una cosa también lo somos para apechugar con las consecuencias. Pero claro, en esta sociedad judeocristiana, donde confundimos siempre responsabilidad con culpabilidad, nunca llegaremos lejos. Aquí se buscan culpables, no responsables. El culpable (ojo que hasta es lenguaje legal) acepta condenas, pero no asume responsabilidades de forma voluntaria. Eso es trampa, así no juego, aquí hay que pagar los actos cometidos, y cuando digo pagar no es rezando 3 padrenuestros o dejando un donativo en el cepillo. Digo reconocer el error públicamente, asumir los costes de ese error y declarar que no se volverá a cometer el mismo fallo.
Eso que pido es utópico. Aquí los antivacunas tienen total impunidad. Deciden criar a sus hijos con valores alejados de la sociedad donde viven. Los niños conviven en aulas con 20-25 compañeros, cada uno criado en un hogar diferente. No podemos educarles como si fueran islas, hay que transmitir nuestros valores pero también herramientas sociales que le ayuden a convivir.
Pero claro, si te planteas que vacunar a tu hijo es tomar decisiones que sólo debería corresponderle a él, entonces tienes otro grave problema. Tú eres su padre, y por tanto eres responsable de lo que haga hasta que sea adulto. Respetar su derecho de decisión está bien, pero no puedes generalizar. Si no le quieres vacunar porque no lo decidió él, entonces no le prohíbas beber lejía si quiere, o comerse las cacas del gato, porque son cosas que ha decidido voluntariamente, no?
Este rollo antivacunas ya comenzó hace años, cuando los padres no les hacían los agujeros en las orejas a las niñas, porque tenían que ser ellas las que decidieran el día de mañana si querían tener perforaciones en su cuerpo. Son las mismas niñas que ahora llevan piercings hasta en el último pliegue de su cuerpo.
Pero con las vacunas no podemos hablar del mismo caso. Es cierto que el sistema inmunitario de los bebés es inmaduro a edades tempranas, pero precisamente ese factor es el que se aprovecha en el calendario de vacunaciones, que está adaptado a los momentos de maduración del niño. Si, es cierto, se podría hacer un calendario más personalizado basado en la madurez de cada individuo, pero eso ya está en manos de los padres de tratar el tema con su pediatra y aplicar las vacunas cuando sea más oportuno.
Yo soy de los pro-vacunas, en realidad soy siempre fiel de la medicina 100% sintética. Los remedios caseros y naturales tienen mucho de placebo y poco de científico. Si alguien te habla de un remedio natural (que muchos confunden con los remedios homeopáticos) que es mejor que las vacunas, huye de ese consejo, en serio, huye. Mi hija lleva puestas todas las vacunas obligatorias y todas las que existen y que son “de pago”. Mi responsabilidad como padre llega a tratar de asegurar su salud a toda costa, eso incluye buena alimentación, ejercicio físico y vacunas que refuercen sus sistema inmunitario.
¿Que tú decides no vacunar a tus hijos? Perfecto, te lo llevas a vivir al campo, lejos de otros niños que si viven de acuerdo a unas reglas sociales, entre las que se incluye el calendario de vacunaciones. Y luego asumes tus responsabilidades, lo que pasa es que por desgracia las pagará tu hijo, que es una víctima inocente de tu forma de ver la vida.