Los pájarosAlrededor había pájaros.Los vi, picoteando, mirando arriba, abajo.También había alguien echándoles migas de pan.Era una figura diminuta.Parecía un niño.¿Una mujer?, dudé.O, tal vez, era un viejo, muy viejo.Miré bien: nada de eso.Era yo.La figura diminuta que echaba pan a los pájaros era yo.¿Qué hacía yo allí fuera?El hombre diminuto no sería capaz, pensé,de sentirse observado.Yo, el verdadero yo, era el que mirabano sólo a él, también miraba a los pájarosy quien reconocía que la figura diminuta era yo.¿Qué hago -pensé- reconociéndome ahí fuera?¿Estás seguro de que te reconoces? Me pregunté.Yo, que siempre entorno los ojoscuando me miro al espejo.Sin embargo, lo que veía,los pájaros y la figura diminuta,-que era yo-era lo puramente real,era puro porque era real.Yo estaba mirando con los ojos bien abiertos,con mis mejores ojos,con mis ojos vivos.Vi a los pájaros volaren vuelos cortos.Saltar.Unos desaparecían, para mí es como si desaparecieran para siempre,otros volvían y picoteaban de nuevo.La figura diminuta, en un momento dado,extendió las manos,se sacudió las manos.Se acabó el pan, deduje,se acabó.La figura diminuta se fue yendo,despacio.Y ya no quedaba nada de ella,ya no quedaba nada de él.Entonces no sólo vi a los pájaros,también los oí cantar:un canto largo y picudo como un alambre de espino.Ahora, yo estoy solo,mirando.Yo ya no estaba fuera,no.
Miguel Porcel,28 de marzo de 2010