Palimpsesto, del griego palimpsestos, significa “grabado de nuevo”. Así se llama a los pergaminos medievales de piel de animal que resistían el raspado de la tinta para luego ser reutilizados como soporte de salmos y oraciones. El Palimpsesto de Arquímedes es un pergamino que consta de 174 páginas con siete tratados escritos en la segunda mitad del siglo X, en Constantinopla, por una de las mentes científicas más importantes de la antigüedad.
Sin embargo, los pensamientos de Arquímedes subyacían ocultos bajo un eucologio obra de un monje de nombre Juan Myronas, que finalizó la transcripción de las oraciones el 14 de abril de 1229, en Jerusalén. El pergamino era un material escaso y caro en la Edad Media, por lo que el devoto escriba no dudó en reciclar antiguos manuscritos. Antes había que tratar el pergamino, raspar la tinta, dividir las páginas y voltearlas para sobrescribir. Si el texto original no llegaba a desaparecer por completo, al menos quedaba ilegible.
Leyendo entre líneas el Palimpsesto de Arquímedes
A principios de este siglo, el devocionario de Myronas, y de varias generaciones de monjes en los siglos posteriores, fue desmontado y estudiado en detalle gracias a la técnica de tratamiento digital de imagen multiespectral. La tecnología de luz más avanzada del mundo ha permitido escanear las hojas a diferentes longitudes de onda (infrarroja, visible y ultravioleta) para recuperar los textos borrados. Así nos fueron revelados los siete tratados de Arquímedes, dos de ellos eran obras que estaban completamente perdidas: “Método de los Teoremas Mecánicos” −que trabaja un enfoque muy similar al que en el siglo XVII condujo a la invención del cálculo− y “Stomachion” −primer tratado occidental sobre combinatoria, rama matemática substancial de la informática−.
El palimpsesto también ocultaba dos discursos del político y orador ateniense Hipérides (siglo IV a.C.), algunos fragmentos únicos de un texto filosófico de Alejandro de Afrodisias (siglo III), parte de una biografía de San Pantaleón, un Menaion y fragmentos de otros dos textos no identificados. Todos estos pergaminos completan el libro de oraciones que fue empleado durante cientos de años, pasando por manos de varias generaciones de monjes.