CÉSAR VIDAL
La necesidad de la Reforma: la Reforma indispensable (I)
En mi anterior serie, me detuve en más de una ocasión en referencias a la Reforma del s. XVI. En esta nueva, intentaré mostrar hasta qué punto la Reforma era indispensable y justa y hasta qué punto en ella puede encontrarse un punto de referencia obligado para la situación espiritual de nuestro tiempo.
La unidad rota
Suele ser una opinión extendida entre círculos no informados –o decididamente tendenciosos– el de que la Reforma significó el final de una unidad eclesial que se había extendido desde el s. I d. de C. hasta el s. XVI.
Esa ruptura, extraordinariamente traumática, habría venido provocada sustancialmente por la herejía. Semejante visión –a pesar de que sigue siendo común en ciertos ambientes- no se corresponde ni lejanamente con la realidad histórica. De manera bien reveladora, un católico tan fiel y piadoso como Geiler von Kayserberg, de Estrasburgo, diagnosticaría que “la cristiandad está destrozada de arriba abajo, desde el papa al sacristán, desde el emperador a los pastores”. El juicio era severo, terrible si se quiere, pero dolorosamente exacto.
Puede leer aquí el artículo completo de este escritor, historiador y teólogo de fe protestante titulado Los papas de Aviñón