Revista Coaching

Los pasivos agresivos

Por Formación Y Control @FyControl

Los pasivos agresivos

Es un síndrome. Y muy extendido. Es esa persona a la que le encargas algo, y no lo hace. Se lo vuelves a pedir, y vuelve a decirte “que sí”, pero después no hace nada. O se lo pasa a otro. O te lo devuelve bajo aquello de que tu lo haces mejor.  Y cuando le reinsistes, algo en tu tono no le ha gustado, o bien te has convertido en “un pesado”, o le estás pidiendo algo que no le corresponde, o estás abusando de su persona, y, sea lo que sea, te encuentras con que el trabajo no está hecho, y además, eres un mal directivo por haber pretendido que se realice, y tienes que pedir disculpas por las formas empleadas o los tonos manejados.

El tema tiene un nombre clínico “ Pasivos Agresivos”. Pasivos, porque es imposible que hagan algo. Viven a remolque. Agresivos, porque cualquier intento de ejercer autoridad sobre ellos les provoca explosiones de indignación: tú no quieres que las cosas se hagan. Tu lo que quieres es manipularles a ellos para imponer tu dominio sobre la persona, y lo que encomiendas, no es un fin en sí mismo, es solo una excusa para imperar sobre el otro.

Y claro, te desesperas. Tú no quieres mandar. Tú quieres que las cosas se hagan. Y si empleas la autoridad, es, en gran medida, para lograr que el tema en marcha se efectué. O al menos así te ves y te entiendes. Y de repente ves como te quitan tu función, transforman tu intención, entras en un conflicto no deseado… y la cosa sigue sin realizarse. Resultado, terminas haciendo tu trabajo, y el del otro. Que, desde su comodidad nunca abandonada, te “perdona” tu intento siempre y cuando hayas aprendido la lección: a él no le molestes.

¿Soluciones? Difíciles, ante todo, no caer en estos errores:

  • Perder el tono o las formas. Entonces has perdido la batalla, pues confirmas tu autentica intención: imponerte sobre el otro.
  • No entrar en la explicación “profunda” de tus razones. Ese tipo de personas te envuelven en una marea de argumentos “afectivos”  que niegan los datos y la realidad, y terminas desesperado pensando “pero si yo solo quería…”
  • Controlar los plazos. Para los pasivo agresivos todo es siempre demasiado acelerado, y la petición “debería haberse realizado en otro momento, que ahora les viene fatal”.
  • No hacer el trabajo del otro. Si te es posible, que el tema quede sin hacer. Si no te es posible, realizarlo, pero de tal forma que el otro no pueda apropiarse del mérito.
  • Pagarles con la misma moneda. Si ellos no te hacen, tú no les haces. Poner la cuenta a cero. Cobrar en lo que sea, y como sea posible.

El pasivo agresivo sustenta su comodidad bajo la excusa de su dignidad y tapa su no hacer bajo el manto de la ofendibilidad y el victimismo.

Es un juego inteligente a corto plazo. A medio o largo, no suelen ser conscientes de lo mucho que esa actitud les cuesta.

 


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