Revista Política

Los pecados de Garzón

Publicado el 12 febrero 2012 por Basseta
Los pecados de Garzón Nunca he ocultado mi simpatía y mi admiración por el Juez Baltasar Garzón. Este Juez fue capaz, en un momento bastante complicado, de plantar cara a los GAL e investigar más allá de lo que nadie se había atrevido.
Años más tarde, aquellos que lo acusaron de servir a los intereses de la derecha, tuvieron que callarse cuando comprobaron que Garzón había batido todos los récords en matería de lucha antiterrorista. Es más, si hoy en día ETA está prácticamente acabada se debe, en gran medida, a los esfuerzos de este Juez.
Pero Garzón hizo mucho más, Garzón fue capaz de poner patas arriba el derecho internacional y forzar su aplicación, contra viento y marea, en el caso de Pinochet. En el terreno de la lucha contra el narcotráfico, Garzón ha destacado por encima de cualquier otro magistrado nacional (y muchos del extranjero). Esa "marca España" de la que algunos están orgullosos se revalorizó mucho en el contexto internacional, gracias al encomiable trabajo del Juez Garzón.
Garzón puede haber cometido errores, no lo dudo, como ser humano imperfecto que és. Pero su peor pecado ha sido dejar en evidencia a otros jueces de la Audiencia e incluso del Tribunal Supremo, que se han visto públicamente ridiculizados por lo torpes, inútiles y vagos que pueden llegar a ser. Eso es lo que jamás le perdonaron a Garzón y ese es el verdadero motivo por el que decidieron emprender su caza y captura. Y en eso estaban cuando llegaron las dos últimas gotas que colmaron el vaso de su paciencia: la investigación de la financiación ilegal del PP (caso Gürtel) y la de las fosas del franquismo.
La casualidad ha querido que las dos sentencias más importantes de la reciente vida judicial española, se hayan dictado en un corto espacio de tiempo: la del jurado popular que declaró "no culpable" a Camps de un delito de cohecho y la del Tribunal Supremo que declara culpable a Garzón por un delito de prevaricación, el peor insulto que se puede hacer a un Juez. Sin duda, si tuviese que elegir entre uno de los dos como socio, compañero o amigo, yo con Camps no me iba ni a jugar una partida de dominó.
Otras voces más prestigiosas que la mía han dicho cosas muy claras al respecto:
Hernán Hormazábal, catedrático de Derecho Penal: "Es la crónica de una muerte anunciada".
José Antonio Martín Pallín, exmagistrado del Supremo: "Es una sentencia innecesariamente larga, con una exuberante cita de doctrina jurisprudencial, pero con un problema muy perturbador para el sistema: se le dice a los jueces que la interpretación de la jurisprudencia puede dar lugar a prevaricación".
Jaume Asens, de la Comisión de Defensa del Colegio de Abogados de Barcelona: "Lo que hay aquí es un mensaje para todos los jueces: cuidado con lo que hacéis porque si os saltáis el guión os arriesgáis a que se os considere prevaricadores".
Cristina Almeida, abogada: "Se ha buscado dar apariencia de juridicidad, como si realmente estuvieran preocupados por el derecho de defensa".
Mercedes García Arán, catedrática de Derecho Penal de la Universitat Autònoma de Barcelona: "Por mucho esfuerzo que se haga, es evidente que no logra sostenerse la acusación de prevaricación".
Reed Brody, el observador que Human Rights Watch ha desplazado a Madrid para seguir los juicios, se alineó con la interpretación de la causa única para apartar al magistrado, con tres patas formales: "Los enemigos de Garzón lograron su objetivo. Ante la acumulación simultánea de acusaciones contra Garzón, subsiste el temor de que haya sido objeto de represalias por su actuación en varios casos controvertidos". 
Los pecados de Garzón

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