El narrador recuerda cuando tenía diez años y sus deseos de crecer. El aprendizaje de la vida, el choque con el mundo adulto, la pasión por los libros, el descubrimiento del amor. Nápoles, el mar, el papel de los padres.
Un niño de diez años que acababa de leerse El Quijote entero ((¿¿??)), que tenía problemas para conectar con los de su edad, que analiza de adulto unos gestos clandestinos (cantar, llorar) que entonces no acertaba a explicarse, un niño sensible que no rehuye la pelea cuando hay motivo.
El estilo de De Luca es apreciable y conectará más con unos u otros según sensibilidades. Yo lo encuentro algo impostado y manierista pero eficaz y con amor por el detalle. Puede que lea algo más de él.