Sí, mi rostro tras pasar una mala noche no es nada pintoresco, por no calificarlo como apto para una película de terror. Sin embargo, jamás he vivido la experiencia de salir corriendo apenas verme. Lo contrario ocurre aparentemente con los peces cíclidos, a quienes definidamente NO les gusta su propio reflejo.
Los estudiantes de post-doctorado de la Universidad de Stanford Julie Desjardins y Russel Fernald publican una investigación en la revista Biology Letters en la que han puesto a prueba a algunos peces cíclidos de África machos, colocándolos frente a su reflejo en un espejo y midiendo su actividad cerebral, y a su vez enfrentándolos a otro cíclido macho de su mismo tamaño para comparar sus reacciones.
La respuesta instintiva de un cíclido macho ante otro macho de la misma especie es el ataque. Las agresiones son intermitentes y pausadas, casi que por turnos. Sin embargo, una vez colocados frente al reflejo los peces no encontraban otra alternativa que huir.
“En peleas normales -explica Desjardins- ellos se muerden unos a los otros, uno después del otro, y harían toda clase de movimientos y posturas, pero es siempre ligero e incluso alternando en tiempos. Pero cuando estás peleando con un espejo, tu oponente es perfecto en tiempo.”
El descubrimiento es interesante, y con un poco más de investigación se podrá tener un panorama más completo sobre cómo reaccionan los invertebrados en diversas situaciones.
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Fuente: http://www.ojocientifico.com/