El artículo Los Peligros de los Laxantes aparece en consejos
Un laxante es un medicamento o un producto natural cuyo objetivo es favorecer o provocar la eliminación de las heces. Se utilizan principalmente para tratar el estreñimiento, si bien son frecuentemente usados sin que haya problemas de tránsito intestinal. En cualquiera de los dos casos, es cada vez más habitual que se abuse de estas preparaciones y que se conviertan en un producto de uso regular, cuando tendrían que ser un remedio puntual.
Los laxantes no deben utilizarse con el objetivo de perder peso, depurar el organismo o mejorar el confort digestivo, sino que son tratamientos que deben ser administrados con precaución y durante un período de tiempo lo más breve posible. El abuso de los laxantes está potenciado por el frecuente autodiagnóstico y automedicación en trastornos calificados frecuentemente de poca relevancia médica, como es el caso del estreñimiento. Este abuso puede llegar a ser un grave problema, llegando a ocasionar daños importantes para la salud. De hecho, el uso crónico de laxantes estimulantes desgasta los tejidos del colon con el tiempo, produciéndose parálisis intestinal a largo plazo por el sobreestímulo continuado.
Es frecuente que las personas con trastornos alimenticios tengan problemas digestivos crónicos y encuentren en los laxantes un tratamiento eficaz a corto plazo, sustituyendo estos productos a la actuación de de primera elección, que sería una dieta adecuada en cantidad y tipo de nutrientes.
Los laxantes se usan a menudo con la intención de perder peso, si bien la pérdida de peso que aparentemente producen es debida a la excreción de agua. De hecho, los laxantes no tienen ningún efecto directo en el peso, ya que no afectan a la zona del tubo digestivo comprendida entre la boca y el intestino delgado, que es donde se absorbe la comida.
Reconocer los síntomas del abuso de laxantes puede ayudar a prevenir el daño que producen en el tracto digestivo, y que puede llegar a ser de gravedad, así como a romper la dependencia hacia ellos.
Si se usan laxantes habitualmente y se aparecen episodios de estreñimiento crónico o de diarrea es una señal de que no están siendo utilizados correctamente. Los gases y la hinchazón abdominal son síntomas adicionales que el sistema digestivo no está funcionando bien.
Otro indicio claro de que los laxantes están siendo mal utilizados es la creencia por parte del paciente de que no puede tener movimientos intestinales sin su uso habitual, cuando la realidad es que acaban produciendo el efecto contrario por la sobreestimulación nerviosa y porque el uso crónico promueve la deshidratación, la cual hace la eliminación incluso más difícil. Esta deshidratación del tracto intestinal provoca sequedad de la mucosa, que se debilita y puede llegar a producirse sangrado en las heces.
La deshidratación promovida por el uso continuado de los laxantes da lugar a desequilibrios de electrolitos, que producen como consecuencia calambres musculares, temblores y espasmos.
Las modificaciones de la dieta y el estilo de vida deben ser el primer paso para tratar el estreñimiento crónico o muy frecuente. También en ciertos casos sería recomendable recurrir a tratamiento psicoterapéutico.
Para una salud óptima del colon se recomienda aumentar el consumo de frutas, vegetales, así como de semillas ricas en fibras (lino, sésamo…) y beber al menos dos litros de agua al día que ayude a la fibra a ejercer sus efectos y que mantenga la mucosa del colon hidratada.
En uso diario de probióticos y/o prebióticos previene el estreñimiento a la vez que fortalece la berrera intestinal, primera defensa frente a los microorganismos que habitualmente ingerimos. Los probióticos aportan flora intestinal viva, que se implantará en nuestro tracto digestivo favoreciendo su buen funcionamiento en asimilación de alimentos y salud de las mucosas, mientras que los prebióticos son el alimento de estos microorganismos, con lo que, de manera indirecta, también se aumenta su número en nuestro intestino.