La desaparición de la figura que unía a cada grupo ha dejado con los pantalones abajo a mucho político sin partido (increíblemente los hay), y a mucho político sin ideas (lastimosamente también los hay). Durante los años de gobierno revolucionario, muchos decíamos que la oposición no decía cuál era su plan, en caso de ser gobierno, y que ese era parte del problema. Otra parte del problema era que no se acercaban a la gente, que eran absolutamente distantes. Sin embargo, los que gritan siempre más duro decían que no ganaban porque les hacían trampa, y claro eso era más fácil que corregir las estrategias que siempre los llevaron al despeñadero donde el gobierno quería que estuvieran.
La realidad de hoy en día, es más compleja y a la vez más sencilla. Del lado del partido de gobierno, hay al menos tres grupos fáciles de identificar, algunos como Giordani y Navarro se pronunciaron en contra del gobierno de Maduro, como si lo que Maduro recoge no fueran los frutos de la siembra del gobierno en el que ellos tenían los pies metidos hasta el cuello. Fueron dejados al margen. Los que no se pronuncian directamente, como Marea Socialista, están dados a la interpretación de la palabra de Chávez como si fuera un profeta, igual han quedado al margen. Por último está quienes hoy son gobierno, ellos tienen otra interpretación de la palabra del Comandante. Lo interpretan, lo usan, lo manipulan, y hacen lo que hagan falta con la imagen de Chávez, cabe destacar que a él no le hubiera desagradado este manejo, con tal y fuera garantía de mantener el poder.
Jorge Giordani
Nicmer Evans
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello
Del lado de la oposición, hay un grupo que entendió que por la mala siempre perdía y que tienen que sudar y caminar para convencer a los desencantados. Hay un grupo que dice otra vez que no hay que votar (sí, como en 2005), que eso es complicidad, colaboracionismo y demás. Hay un grupo súper raro que está preocupado por el legado de Chávez, y que insólitamente también hace sus interpretaciones y sabe qué haría y qué no haría el Comandante en la situación que vivimos. Por último, están los que se mueven en todas las corrientes según les convenga, si son candidatos entonces son demócratas; si no son candidatos las elecciones no importan y es mejor la calle, y así van frenéticamente acelerando y frenando a la vez según dicten sus intereses.Capriles y Falcón
Robert Alonso
Lilian Tintori quien representa políticamente a Leopoldo López
María Corina Machado
En conclusión, en ambos bandos hay una ensalada de posturas muy divertida. Solo hay un grupo en cada bando que tiene claras sus ideas políticas, y hacia donde se mueve el país, que es hacia la resolución de sus problemas, que son muchos. La claridad de la idea política da como consecuencia la postura política y la medida para solucionar el problema, y no al revés. Estar a favor o en contra de alguien, no te define ideológicamente.
El mayor problema de que te defina el oponente, es que pasado un tiempo te vas a terminar pareciendo mucho a él, porque tu formación no es un valor agregado sino un descarte. En ambos bandos sabemos lo que no son, sabemos que el PSUV no es capitalista, que no es imperialista, y vive en batalla. Del lado de la oposición, sabemos que no son chavistas, que no les gusta China, y poco más. Pero, ¿qué es cada lado? ¿En qué creen? ¿Hacia dónde llevarían el timón? Eso no lo tenemos nada claro.
En política se necesita oposición, no se puede jugar el juego político con un solo jugador, pero no se puede ser algo porque el otro no lo es. Uno es lo que cree. Lo mismo ocurre, con el electorado, no se vota solo para ganar, se vota para decir lo que uno es, lo que uno cree, y lo que a uno lo representa. Lógicamente, este problema de falta de definición no es solo de políticos, hay electores que no quieren votar y que hasta quieren salvar el voto. No entraré en detalles de porqué no aplica salvar el voto cuando el voto es universal, directo y secreto.
No se es demócrata porque el otro también lo sea, se es demócrata porque se cree que la democracia es el mejor sistema que conocemos para vivir. No se es pacífico porque el otro sea pacífico, se es pacífico porque se tiene la seguridad de que con violencia no se consigue nada productivo, y que la paz se construye con el esfuerzo de todos. Hay que tener cuidado cuando competimos contra un oponente de bajo nivel moral, con artimañas que nos llevan a su fangoso terreno, porque sin darnos cuenta podemos terminar a su nivel o incluso viéndolo hacia arriba.