En "Los pequeños amores" Teresa cambia sus planes de vacaciones para pasar el verano con Ani, su madre. Convivir día y noche después de tantos años no es fácil para ninguno de los dos. Acostumbradas a vivir solas, les resulta difícil ponerse de acuerdo incluso en las pequeñas cosas de la vida diaria. Sin embargo, la convivencia forzada también traerá momentos reveladores para ambas.Tras ganar el premio a Mejor Dirección Novel y el premio del Jurado Joven del Festival Internacional de San Sebastián del 2018 y estar nominada al Goya a Mejor Dirección Novel el año siguiente por “Viaje al cuarto de una madre” (2018), Celia Rico Clavellino vuelve a presentar una historia materno filial este año con “Los pequeños amores” (2023).Es importante citar “Viaje al cuarto de una madre” para hablar de “Los pequeños amores”, ya que este nuevo film parece ser una secuela directa de la ópera prima de Rico. Si en “Viaje al cuarto de una madre” Rico presentaba el momento que una hija debe abandonar el nido familiar para seguir su propio camino, entre paredes con gotelé, cocinas de formica y muebles resquebrajados. El film servía para reflexionar sobre la soledad, la feminidad, la madurez y, por encima de todo, sobre la maternidad desde un punto de vista más cercano a la madre. Todo estaba recubierto con una pátina de costumbrismo que los espectadores, sobre todo los españoles, podían reconocer en sus mismas carnes.
Una realidad dulce y sensible, pero a la vez agria y emocional. Este año, Rico ha presentado en el Festival de Málaga la continuación de una relación entre madre e hija, pero con un giro en el punto de vista. Ahora asistimos a la vuelta a casa de una hija ya adulta regresa a su antiguo hogar habitado por su solitaria madre, cansada y gastada por la vida, para descubrir el paso del tiempo y el sacrificio que ha hecho mella en su progenitora. Siguiendo la estela de su primer film, el relato queda envuelto con una pátina de lugares y momentos comunes cotidianos que le aportan una verdad única y emotiva. Se crea una relación entre Teresa, la hija, y su madre Ani tan realista y sentida que es fácil acabar olvidando que estamos presenciando una ficción, ya que Rico escribe la hijidad de una forma tan pura y bella que es imposible no encontrarse una misma en ella. Una diferencia entre ambos films es que en “Los pequeños amores” se introducen algunos personajes secundarios clave más, especialmente la figura de Jonás, el hijo del pintor que arregla las viejas paredes de la casa de Ani, y que consigue ser un apoyo emocional y a la vez un reflejo de lo que está sintiendo Teresa. Una introducción inteligente y que sirve tanto de nexo entre las dos generaciones como de nexo entro los dos films de Rico.María Vázquez, a quién hemos podido disfrutar en films como “María (y los demás)” (2016), “Quien a hierro mata” (2019) o en la reciente “Matria” (2023) interpreta a Teresa. Vázquez se ha movido mucho por films costumbristas y aporta una verdad y una sensibilidad rica en los pequeños detalles, gestos y maneras de hacer de su interpretación. Lo mismo pasa con el personaje de Ani, interpretado por Adriana Ozores, conocida por “El método” (2005), “Manolito Gafotas” (1999) o su participación en la popular serie “Los hombres de Paco” (2005-2021). Ozores brinda una mimetización perfecta con una madre que ha pasado por mucho en su dura vida y siempre ha sabido seguir adelante ella sola, no tan solo por su supervivencia, sino también por la de su hija. Ambas actrices escupen sus diálogos como si los estuvieran viviendo, como si no fueran parte de un guion escrito durante meses con cuidado y delicadeza y sea simplemente fruto de una relación, una complicidad, que lleva creciendo entre ambas durante décadas. Sus miradas, sus gestos y sus silencios también forman una verdad que parece que solo puede crecer en una relación madre-hija, pero su interpretación es absolutamente brillante y emotiva y lo consiguen con una facilidad asombrosa. Finalmente, el papel de Jonás, el hijo del pintor, recae en el joven Aimar Vega, que hemos visto en films como “Modelo 77” (2022) o “El fantástico caso del Golem” (2023). Vega tiene un rostro muy especial y encaja maravillosamente en el papel de joven de un pequeño pueblo con grandes sueños. Su personaje goza de un corazón y una amabilidad enormes y Vega brida una interpretación tiernísima que sirve de apoyo, tanto a nivel actoral como a nivel emocional, para Vázquez y su Teresa. Se nota que es un actor con ganas de comerse el mundo y la energía y pasión que pone en interpretar a Jonás se agradece y enriquece la cinta.Celia Rico dirige aprovechando todos los elementos que tiene a su alrededor. Su mirada se coloca en todos y cada uno de los recovecos de la casa de su Ani, haciéndonos partícipes de su curiosidad y búsqueda por la cotidianidad y el costumbrismo de pueblo español. Su puesta en escena es riquísima y sabe encajar muy bien a sus personajes para que los encuadres, a pesar de no ser un portento técnico, sean bellos y tengan una variedad de posiciones frescos y dinámicos. Su relación con Santiago Racaj, director de fotografía de films preciosos como “Estiu 1993” (2017), “La vírgen de Agosto” (2019) o “La consagración de la Primavera” (2022); con quién ya habían colaborado en “Viaje al cuarto de una madre”, es única y entre los dos saben encontrar la belleza natural en todos los rincones de sus escenarios. Ya sea en la pintura de una pared, en una silla rota o en el jardín del habitáculo, la luz y el color están trabajados con una sensibilidad natural digna del romanticismo rural más hermoso. A pesar de no utilizar muchos movimientos de cámara y con una puesta en escena más clásica, ambos saben sacar jugo de todas sus situaciones y potenciar sus imágenes.
El diseño de producción rural brilla por su calidad rústica. La casa de Ani podría pasar por cualquier casa real de una de nuestras madres, llena de objetos y detalles que la dotan de una vida que ha ido formándose a través de muchos años. Los jardines son bastante bonitos y el pueblo escogido tiene el encanto único que tienen los pequeños pueblos de España. El diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, aunque más sencillos, cumplen bastante bien su función y diferencian con personalidad sus personajes, incluyendo estilos de pelo, ropa e incluso tatuajes.Un detalle curioso de la cinta es la absencia de composiciones que acompañen al film. Aunque sí que haya algunas canciones diegéticas, la película carece de compositor y la banda sonora se compone de los sonidos de la naturaleza y los utensilios que utilizan sus personajes, creando una mayor sensación de verdad natural.En resumen, “Los pequeños amores” es una sensible película sobre la relación materno filial construida con el tiempo. Un regreso a casa para descubrir los sacrificios que han hecho las madres durante toda nuestra vida y de cómo tendemos a olvidarlas, dejándolas a su merced en lo que una vez fue nuestro hogar. Un film con mucha verdad, belleza y cariño.
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- ##check## Lo bueno
- Adriana Ozores y María Vázquez tiene una complicidad única.
Visual y sonoramente es todo un placer para dejarse llevar en la experiencia rural.
Sus diálogos son toda una delicia llena de verdad. - ##times## Lo malo
- Puede que no pase mucho, pero no le hace falta.
Se desarrolla con calma, aunque su duración la hace más accesible.
La ausencia de banda sonora musical puede molestar a cierto público que no conecte con la propuesta.
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- Ambientación 7.0
- El pueblo de nuestras madres, la casa decorada y sus jardines. Amor.
- Desarrollo de Personajes 7.0
- Aunque sea poco gráfico, madre e hija se terminan (re)encontrando.
- Argumento / Guion 7.5
- La trama no es complicadísima, pero los diálogos son oro puro.
- Banda Sonora 6.0
- Sin composiciones musicales. Los sonidos naturales crean buena atmósfera.
- Entretenimiento 6.5
- No muy trepidante, pero solo verlas hablar ya vale la pena.
- Montaje / Innovación técnica 5.5
- Una dirección y montaje clásicos, pero con buena puesta en escena y fotografía.
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- Puntuación Total 7 / 10