Del recuerdo, señor, de aquel verdenace el suspiro de amor y amarillo,que en la distancia es cálido y sencillo tal rostro que de antaño vino a verme.
Aquel prado, ya conmigo por siempre
con sus miles de flores, con su trigo,sus perros rabiosos en el cortijo,el padre bueno, y mi miedo imberbe.En la lejanía, nubes bajas, y perros rabiosos que las muerdenbebiendo el dulce agua que de ellas mana.Aullando tras las espigas altasperros negros se acercan como gente,esos perros que en mis sueños duermen.Idrassi Soufiane
Y duermen agazapados, con un ojo abierto y el otro cerrado, espiando mis movimientos entre las espigas del trigo, los perros invisibles y negros como grajos... Y como gente, acechan para traer mi perdición con uñas y con dientes. Como gente, persiguen mis soledades, como gente que atisba mis lejanías, mis pasados y mis presentes...
¡Corre, corre, corre a casa, corre lejos!
Pero el campo verde se nubla y es inmenso, y los alientos caninos ya mojan mis sienes.Y atrás miro sin respiración, ahí están, corren, vuelan, pierdo el equilibrio yahora se ven tan altos...Acercan sus muecas delgadas, siempre en manadas negras y densas...Me levanto con la esperanza extinguida y erguida los veo llegar y cobardes como gente se agazapan presas del miedo...
Temen los demonios al cordero, ahora temen si los miro, temen si los nombro y uno por uno mastica el depredador el miedo manso del cordero...