La dictadura de Pinochet ha dejado secuelas en la sociedad chilena, que aquí se describen en una historia personal e íntima, en la que la realidad llega de improviso a la vida cotidiana de una burguesa mimada y egoísta, interpretada con fuerza por Antonia Zegers, y la hace enfrentarse a una realidad que muchos, como ella, preferirían ignorar. Alfredo Castro, por su parte, crea un personaje lleno de matices, reservado y orgulloso, con una fachada casi impenetrable, y un atractivo perturbador e inquietante. La película hace un estudio sutil, pero demoledor, de la tensión entre la negación del pasado y el sentimiento de culpa, y en las cicatrices que la violencia en el alma de los verdugos.
Puntuación @cineEnCines: 8/10