Con el paso de los años, y diferentes gobiernos socialistas a nuestras espaldas, han llegado a nuestras vidas unos nuevos hijos de papá. Estos hijos de papá son hijos de altos cargos socialistas o similares con la vida solucionada porque papá les ha enfocado muy bien a vivir de lo público, la experiencia es un grado, y la cuenta corriente muy llena de ceros. Visten así como casual, pero todo perfectamente calculado, su caro desaliño les cuesta un huevo a ellos y a los contribuyentes, de quien siempre han vivido ellos y sus familias. Ellos son los pijomunistas.
Son niñatos que para más guasa dicen venir de clases sociales bajas, debe ser que la media no existe para ellos. Y dicen venir de clases sociales bajas porque eso es lo que les pone en realidad, aunque después vayan a dormir a algún pisito abuhardillado que les haya comprado papá en alguna zona “biensonante” de Madrid o de provincias; esas zonas “biensonantes” de las que hablo son zonas normalmente caras del centro de todas las capitales pero que tienen una leyenda urbana como de alternativas, no se si me explico.
Ahora como papá les ha dado una buena carrera, normalmente en un caro colegio privado a pesar de su comunismo, y les ha explicado bien como vivir la vida sin dar palo, imitando a papá, pues llegan los niñatos y nos empiezan a dar clases de igualdad social, de política y de revolución. Es decir, son los puñeteros hijos de la casta pero ahora nos vienen con el cuento de que luchan contra ella (no te jode). Y llegan los bandarras y nos hablan de revolución, de comunismo, de lucha callejera, de casta, de okupas, de 15M y de gaitas cuando en su vida han dado palo al agua (a imagen y semejanza de papá).
Pues digo yo, con perdón, que me jodo en los niñatos de papá, no una vez, me jodo hasta cien. Y digo yo, con perdón, que a mi ningún pijomunista de tres al cuarto con unos cuantos miles de euros en el bolsillo y su vida asegurada me va a venir ahora a contar lo que es la vida.
¿Me has entendido pijomunista?