La última semana de junio tuve la oportunidad de asistir como ponente al Congreso Lacta21. Allí se reunieron profesionales sanitarios y otra gente interesada en torno al tema tetil. Aquí un listado de los ponentes.
No voy a contar nada sobre las grandes conferencias que escuché, las propuestas y resúmenes del trabajo maravilloso que hacen muchos sanitarios cada uno en su parcela: pediatras, matronas, especialistas en ginecología, profesionales de la enfermería... Escuché con mucho interés sus intervenciones. Se ha hablado de ello en otros blogs.
Un encuentro al asistieron también IBCLC's, asesoras de lactancia, doulas que ya conocía y madres involucradas. Pocos o casi ningún hombre fuera de algún ponente y algún acompañante; hecho del que saco mi primera conclusión: La lactancia es solo de mujeres. Solo esto ya es un dato... se sabe que a lo femenino se le da menos valor... Pero además, no todas las madres dan teta. Así que rectifico: La lactancia es solo de ALGUNAS mujeres. No somos pues, un target goloso. Cuatro gatas.
Lo que quiero contar tiene que ver con otra cosa. Os quiero contar que en este congreso no solo no nos pagaron un duro por asistir (nos pagaron el billete y el hotel, en un polígono industrial muy lejos del lugar del congreso) sino que todos nos pagamos las comidas y el transporte diario del hotel al Palacio Baluarte.
La primera noche, ya a las 23:00 hrs y sentada junto al gran Dr. Paricio y otras eminencias como Ricardo García de León (Jefe de servicio en Yecla) y del mundo del parto normal como Isabel Espiga, o Charo Quintana se nos ocurrió pedir algo para meternos a la tripa. No había nada... Ante nuestra insistencia nos prepararon un triste bocadillo de pan helado con jamón y queso. El Dr. Paricio reía divertido por lo cómico de la situación. Donde estábamos... y nuestra cena de lujo. "¿¿Qué pasa que no estamos en un hotel de cinco estrellas??" La razón la sabíamos todos: No hay marcas detrás de un congreso de lactancia.
Quien quiera que lea esto, por favor que no lo tome como una queja. Fue un orgullo sentarme en esa mesa y compartir ese pan. Ver con mis propios ojos a estos profesionales regalar su tiempo, sus conocimientos para que otros aprendan y sentirse felices de estar allí. ¡¡Qué gente increíble!! ¡¡Qué maravilla de personas!! NO TIENEN PRECIO. Literal.
La lactancia no se compra. Esta es la clase de profesionales que las madres queremos. Esta es la gente que hace grande su profesión. Sencilla y ética.
En este Congreso nos dieron agua del grifo (deliciosa, por cierto). No nos regalaron carpetas lujosas ni bolsas serigrafeadas con conocidas marcas. No nos dieron un pendrive con las ponencias de nadie. No había grandes stands regalando nada.
Pero además, a este congreso asistimos los de siempre. Nos vemos la cara cada año; en cada lugar en el que se habla del tema. Nos saludamos a fuerza de encontrarnos en todos los sitios. Nos vamos poniendo cara porque somos siempre los mismos. Una veces de ponentes otras veces como inscritos.
Cuento todo esto porque hoy empieza la Semana Mundial de la Lactancia Materna y ha coincidido con una noticia de vergüenza, pero que para nada nos causa sorpresa:
ENLACE A LA NOTICIA
¿Raro? Para nada. Ya en su momento hablé de este tema aquí, "fair play en pediatría" y aquí: "Por qué falla la lactancia" en distintos años y momentos de mi vida.
Y creo que nada cambiará. Somos nosotras, las madres, las que tenemos que hacer evidente y denunciar estas prácticas. Nadie más lo hará. Que esto es un problema de salud pública y corrupción muy gordo. Que mientras se sigan aceptando regalitos y patrocinios, no estamos dejando la salud de nuestros hijos en las manos de estos profesionales, sino en las de las marcas a las que se han vendido.
Aquí dejo un vídeo público con imágenes del último congreso de pediatría. No se parece en nada al que os contaba líneas arriba. Cuente usted cuántas marcas encuentra. Luego, vomite.
VIDEO CONGRESO DE PEDIATRÍA 2016
#lactanciaXdinero