Comiendo con un tipo que vendió su empresa por varios millones me contaba que pasó años cobrando una mierda.
¿Pero qué más da, coño? Lo hacías con la esperanza de ganar más.
Corregí al segundo.
Quiero decir con la confianza. Lo hacías con la confianza de ganar más.
Se descojonaba.
No jodas, más te vale hacerlo con la confianza, como lo hagas con la esperanza estás jodido.
Cambio de tema pero no.
Me ha escrito un alumno de la Mentoría. Se quería dar de baja después de un mes. Dice que no está sabiendo aplicar las cosas que enseño tan bien como le gustaría, que no le sale.
Podemos hablar de tolerancia a la frustración y blablabla. Pero la realidad es otra.
¿Crees que es un caso extremo? ¿Único?
Yo creo que es habitual. De ahí que sea imposible no triunfara en esta vida.
Por un lado están los que perseveran sobre el error, los que prefieren tener razón a tener dinero, los que buscan culpables en lugar de soluciones.
Y luego están los que ni siquiera perseveran.
¿Quién queda?
No sé quienes pero son pocos. Muy pocos.
Es la diferencia entre la esperanza y la confianza. La mayoría funcionan con esperanza. Solo unos pocos lo hacen con confianza.
La esperanza se da la vuelta todo el rato para re-evaluar y preguntarse, ¿y si es que no?
A mí me llevó 7 años. Y si aguanté 7 años no fue porque tenía un padre dentista. Fue porque no lo hice con esperanza, sino con confianza.
La confianza de que si estudias, que si pruebas, que si arriesgas, que si pierdes, que si corriges… de que cuando insistes haciendo todo eso, solo hay un resultado posible.
Cada día envío un consejo de ventas. Día que estás fuera, consejo que te pierdes para siempre.
Acepto la política de privacidadLa entrada Los podemitas no creerán este truco se publicó primero en Luis Monge Malo.
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