Revista Opinión

Los poderes son diversos y múltiples. 2

Publicado el 22 mayo 2013 por Manuhermon @manuhermon
Los poderes son diversos y múltiples. 2
Seguimos con los mercados. Y parece claro que en nuestro entorno actúan muchos de los capitales mundiales, al menos, tantos como sectores diversos existen, sean el agrario, el industrial, químico, del acero, petróleo, materias primas no energéticas, ganadero, pesquero, transportes, infraestructuras, etc. además de muchos otros poderes como los relativos a la política, sean gobiernos y partidos, sindicatos y movimientos sociales, organizaciones internacionales… a los que habrá que sumar los militares, los ideológicos, culturales, científicos, religiosos…  Por supuesto a lo anterior debemos ampliar con mayor extensión, tanto como queramos acercarnos a la realidad, añadiendo a cada grupo citado su carácter nacional, o regional; también ampliable a la posibilidad de alianzas estables o perecederas… intersectoriales, interclasistas, de género, de grupos de edad,… o acuerdos puntuales o estratégicos entre sectores, naciones, partidos, etc. Las combinaciones pueden ser abundantes y cualquier número que imaginemos se quedará corto respecto a lo que la realidad podría ofrecer. Ahora piensen que estas fuerzas intervienen en los mercados.
Por ello entenderán que en este trabajo intente no usar títulos con definiciones absolutas tal como, ‘Los mercados conquistan el poder’, o similares, ya que no creo reflejen la realidad. Sí creo que el capital financiero se ha constituido en uno de los poderes que capitanea el rumbo del capitalismo, por encima de otros sectores, en este período histórico que tampoco conocemos cuánto durará. Capital financiero que ha roto los equilibrios existentes entre el resto de poderes, sean los otros económicos o singularmente con el poder político, generados posteriormente a la II Guerra Mundial, y acelerados a partir de los ochenta. Es muy destacable el libro ‘La torre de la arrogancia’ de Xosé Carlos Arias y Antón Costas, de Ariel. -Los comentarios habituales de Antón Costas en el salmón de El País, son claves para entender la crisis. Y los de Xavier Vida-Folch en el blanco, aclarando y proponiendo-.
En el campo de batalla de los mercados, se encuentran muchas de las fuerzas y poderes del mundo, individualizadas o agrupadas y cierto es que el capital financiero es uno de los de mayor influencia, pero nunca descarten encontrar a otros, desde gobiernos a través de los fondos soberanos, o implantando una regulación mayor o menor de mecanismos y agentes mediadores, o utilizando la influencia gubernamental de sus políticas que favorezcan o impidan grandes inversiones en cualquier sector concreto –por ejemplo en renovables- No descarten la intervención de los bancos centrales como otro gran poder, emitiendo o retirando moneda, o fijando tipos de interés… agreguen la participación de organismos internacionales tales como el F.M.I. o la O.C.D.E., el BIP, Banco Mundial… en actuaciones directas, opiniones o recomendaciones, etc.
Recuerde que siempre que le hablen de dos cosas iguales, le están diciendo que existen dos cosas, distintas. Para que dos cosas sean iguales están aceptando que existan dos y no una sola. La esencia de cualquier negocio en los mercados necesitará dos partes, una comprando y otra vendiendo, lo cual demuestra que, al menos, habrá identificados en cada operación dos intereses distintos, uno con cada postura. Si un sector del capital financiero, un fondo de inversión, comprara una fábrica de coches, querría indicar que una parte del capital industrial quiere vender porque obtendrá una mejor alternativa a sus intereses actuales, para irse a casa con la pasta, para invertir en otro sector, para deslocalizar la producción, para abordar otros negocios... Y así miles de millones de operaciones en el planeta Tierra a las que será imposible etiquetar, dirigir o controlar.
El magma de los mercados, los emergentes y la globalización está detrás de la inmensa crisis que padecemos en España condicionando las posibles alternativas que no podrán ser como las anteriormente conocidas y que dependerán no solo de nuestro nuevo contrato social nacional, sino de nuestra capacidad de crear un grupo global en Europa, configurado en torno a la eurozona, la UE o una de las otras alternativas que se barajan: dos euros, uno fuerte y otro débil, norte-sur, una UE sin el Reino Unido y sus aliados, una organización reducida del sur, coaligada, con la otra eurozona… De hecho, una de las explicaciones de la duración de la batalla del euro es que los bancos del norte están utilizando este tiempo para desprenderse de los riesgos de los PIIGS y cuando terminen de hacerlo, en breve, podrían provocar otra vuelta de tuerca para romper la alianza.
En esta era, los deseos son importantes, pero nunca deben confundirse con alternativas, que hasta ahora nadie ha conseguido proponer –una alternativa lo será si y solo si aglutina fuerzas suficientes como para ponerla en marcha, lo demás será una idea o una ocurrencia- Ninguna fuerza ha elaborado un discurso aceptablemente ilusionante, lo cual en la situación actual es complicado, contradictorio y difícil, entre otras razones porque los partidos, sindicatos y movimientos sociales no han elaborado relatos coherentes sobre lo que estamos viviendo. Sí hay intelectuales que aportan relatos válidos, -libros y discursos- pero el problema es que los partidos, sindicatos y organizaciones sociales todavía son poco permeables a esta nueva era. Aunque algunos de sus militantes reconozcan la realidad pueden ser incapaces de hacerla pública en sus discursos colectivos, principalmente porque sería durísimo aceptar y explicar la situación global y todos tienen miedo a perder apoyos sociales, ya que nadie acepta públicamente la necesidad de hacer recortes.
La derecha ha conseguido apropiarse del lenguaje y hacer aparecer los recortes necesarios situados exclusivamente en reducir sanidad y educación, pensiones y dependencia, evitando el sentido de recortar a liquidar derroches de lo superfluo, en salarios de asesores, inversiones desastrosas que no aportan retornos, duplicidades, subvenciones empresariales, ineficiencias en funcionamiento administrativo, supresión de empresas públicas nichos de familiares y amigos con altos salarios…
Al margen de la necesidad de crecimiento para reducir déficit y no basarlo exclusivamente en reducción de gasto, necesidad de reformas tales como la energética, que asegure suministros sostenibles y baje precios, administración, justicia, modelo productivo, reforma fiscal, reforma electoral, etc. etc. En todo caso para ello faltaría un proyecto colectivo de sociedad, que marcara objetivos de hacia dónde queremos y podemos caminar con, las ventajas e inconvenientes, los costes y oportunidades, los apoyos y enemigos que se opondrían, los recursos y necesidades…

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