Revista Opinión

Los políticos, culpables de que la escoria mundial se establezca en España

Publicado el 15 diciembre 2017 por Franky
Si los políticos españoles no fueran tan corruptos y tuvieran decencia y respeto a la democracia harían caso a un clamor cada día más generalizado en la sociedad, que exige que los inmigrantes que llegan a España sean filtrados y que sea rechazada la escoria que viene, atraída por las cárceles acogedoras y la permisividad de las leyes, entre los que figuran criminales, ladrones, pandilleros, activistas violentos, delincuentes militarmente entrenados, violadores, mafiosos, indeseables, proxenetas, miembros de bandas organizadas y hasta asesinos en serie. --- Los políticos, culpables de que la escoria mundial se establezca en España Los dos últimos crímenes cometidos en España, el del chileno Lanza, asesino de un ex legionario con el que se ensañó porque llevaba tirantes con los colores de España, y el del que ayer asesino a tres personas en la provincia de Teruel, entre ellas dos guardias civiles, fueron cometidos por extranjeros, como también son extranjeros la mayoría de los que viven en nuestras cárceles, disfrutando de uno de los regímenes carcelarios más blandos del mundo, considerado por muchos como demasiado "cómodo" para la fauna criminal.

El 60 por ciento de los que pueblan las cárceles españolas son extranjeros y sólo el dos por ciento de ellos han pedido cumplir sus condenas en sus países de origen. La inmensa mayoría prefiere la comodidad relativa de las cárceles españolas.

Por España circula una especie de chiste que asegura que lo mejor que puede hacer un anciano español es cometer un delito para ser encarcelado, ya que en las cárceles se vive mejor que en un asilo de ancianos, disfrutando de médicos, medicinas, atención permanente, televisión y otras muchas ventajas que son impensables en esos lugares. muchas veces siniestros, que acogen a los ancianos sin recursos económicos.

Uno de los principales rasgos corruptos de los políticos españoles es que legislan y gobiernan en contra de los deseos del pueblo, burlándose constantemente de la voluntad popular. Por eso jamás convocan un referéndum, porque temen el resultado. Si los españoles fueran consultados, decidirían por mayoría abrumadora que se restablezca la cadena perpetua, que se filtre la inmigración para que no lleguen criminales y maleantes de todo tipo, que los partidos políticos no se financien con el dinero de los impuestos, que los partidos practiquen la democracia en su vida interna, que se limiten los mandatos, que se endurezca el régimen penitenciario para los presos con delitos graves y que se supriman las autonomías, a las que el pueblo señala como fuente de despilfarro, corrupción y abuso de poder, así como muchos privilegios inmerecidos disfrutados por una clase política que es considerada como de las peores y más ineficientes del planeta.

La corrupción no es sólo robar dinero público. Es también corrupción gobernar en contra del bien común y de los legítimos deseos de las mayorías, como lo es permitir la entrada en España de delincuentes de todo tipo, procedentes de países que sí persiguen y castigan el delito con más determinación y responsabilidad.

Aunque los políticos, en especial los que gobiernan, sean los principales culpables de la llegada masiva de delincuentes y canallas, en España hay fuerzas que apoyan a esa chusma delictiva y que les protegen y acogen, desde asociaciones feministas, activistas de izquierda y hasta partidos políticos, sindicatos y ONGs. La imagen reciente del alcalde de Zaragoza negándose a aplaudir en público al ex legionario asesinado es una muestra de esa lacra sucia y miserable.

Francisco Rubiales


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