Personalidades gemelas
Nadie se atreverá a discutir que las más espantosas masacres, degollinas y hecatombes de la Historia han sido provocadas y perpetradas por políticos. El actual delirio megalómano del dueño de Rusia, Putin, es otra muestra de la vileza, perversión y egoísmo que conlleva la actividad política. Es por ello urgente acabar con la figura del político, ya que hasta que no desaparezca ese personaje no desaparecerá la amenaza de la guerra y las grandes matanzas
Según el militar prusiano Clausewitz (que fue un historiador, teórico y experto en todo lo concerniente a la guerra) “La guerra es la continuación de la política por otros medios”, e insistía en esa idea al subrayar que “La guerra es un acto político”, acertadas y lúcidas afirmaciones que nunca dejan de confirmarse. En el siglo XX los ejemplos de los políticos que llevan a sus ciudadanos a matarse con los vecinos (o con los compatriotas) son abundantes y indescriptiblemente sangrientos. El totalitarismo del que está hecho Putin, que no perderá un segundo en pensar en las víctimas que provoquen sus viles decisiones políticas, es prácticamente idéntico al que mostraron Lenin y Stalin, Hitler, Mao… y más recientemente los serbios Karadzic y Milosevic; pero también otros políticos respaldados por la democracia han provocado guerras injustas y monstruosas mortandades, como el presidente de EEUU William McKinley, que causó un genocidio (más de un millón de muertos) en Filipinas sin tener idea de dónde estaba ese país, o el reputado Winston Churchill, directo responsable de millones de muertos en la India a mediados del siglo pasado. Son algunos de los más conocidos, pero la lista podría alargarse páginas y páginas.
Todos ellos no hicieron otra cosa en su vida que política, la cual equivale al poder, ya sea la conquista del poder, mantener el poder o aumentar el poder. Esto es en realidad la política: el deseo incontenible de acumular más y más poder a costa de lo que sea, cueste lo que cueste.
No hay asesino en serie, depredador sexual o banda terrorista que haya causado más muertes, dolor y desgracia que los que tienen el poder político en sus manos. Es una certeza matemática que la política es la actividad más peligrosa para el hombre, y por eso los más malvados y perversos de la Historia siempre son, inevitablemente, obligatoriamente, líderes políticos. Sin la menor duda, los peores seres del Sistema Solar.
Y eso sucede a todos los niveles de modo directamente proporcional al grado de poder que ostente el político: cuanto más poder tiene mayores serán sus atrocidades, y viceversa. Por tanto, urge terminar con el político vitalicio y sustituirlo por el ciudadano metido temporalmente a labores públicas.
Ahora es Putin, el dueño de Rusia, ¿cuál será el próximo?
CARLOS DEL RIEGO