Revista Opinión

Los políticos son nuestros enemigos

Publicado el 23 febrero 2016 por Franky
En único dato positivo de la política española actual es que, ante el sucio y perverso espectáculo de los partidos negociando y destruyéndose mutuamente, millones de españoles están abriendo los ojos por fin y descubriendo que los políticos son sus enemigos. Si muchos votantes socialistas hubieran sabido que su partido iba a negociar la formación de un gobierno con Podemos y con independentistas, nunca lo habrían votado. Si muchos votantes del PP hubieran sabido que Rajoy iba a quedarse inactivo y sin dialogar, encerrado en su palacio estúpido de la Moncloa, incapaz de dialogar con nadie, no le habrían votado. Millones de españoles están indignados ante el comportamiento de sus líderes y las traicioneras y estafadoras negociaciones para formar gobierno que se están desarrollando. Millones de españoles, ante el espectáculo del odio y la exclusión, ante la ausencia triste de espíritu de sacrificio y de amor a España, están descubriendo, con amargura, que los políticos son sus enemigos y que España ha caído en manos de gente degradada y sin mérito, que no merece gobernar y que es digna de ser expulsada del poder. --- Los políticos son nuestros enemigos Negociar con partidos de ideología diferente y con programas opuestos tan sólo para formar gobierno, sin haberlo advertido antes a los ciudadanos, es una estafa que en España es legal, pero que en países democráticos está prohibida. Negociar a dos bandas, con unos y con otros, nadando y guardando la ropa, es rastrero. Negarse a negociar por orgullo y cerrarse en banda ofuscado porque se han ganado las elecciones, aunque se hayan perdido muchos millones de votos, es perverso y ridículo. Unos y otros están demostrando que son indignos de tocar siquiera el timón de España.

Muchos españoles están alcanzado la triste conclusión de que los grandes partidos deberían estar proscritos, no sólo por la corrupción que los invade, por tener los juzgados llenos de ladrones y estafadores y por su repugnante comportamiento político y humano, sino también por el nefasto balance que sus gobiernos exhiben ante los españoles. Por culpa del PP y del PSOE, España es hoy un país problemático, injusto, plagado de desempleados, nuevos pobres, gente sin horizontes y de dramas, una nación sin prestigio, considerada por sus socios europeos y occidentales más como un lastre y un problema que como un socio estimulante.

España ocupa uno de los primeros puestos en el ranking mundial de casi todas las miserias y suciedades: corrupción, consumo y tráfico de drogas, refugio para mafiosos, recepción de dinero criminal, blanqueo de capitales, baja calidad de la enseñanza, fracaso escolar, alcoholismo, prostitución, trata de blancas, desprestigio de los políticos, baja calidad de la democracia, impuestos desproporcionados, desempleo, avance de la pobreza, falta de oportunidades para los jóvenes, politización de la Justicia, burocracia... y un largó etcétera.

Los que han construido ese país problemático e injusto son los mismos políticos que se exhiben arrogantes y poderosos en las pantallas de televisión, cuando, en justicia, deberían estar arrodillados, pidiendo perdón por los inmensos daños causados a España y a los españoles.

No es justo que los españoles no sepan, a estas alturas, quien les va a gobernar o que alianzas sellarán los políticos, o que política emergerá de los extraños pactos de gobierno que se están fraguando en negociaciones oscuras y ajenas a una democracia que exige lealtad a los votantes, fidelidad a las ideas presentadas en campaña electoral y transparencia absoluta en las negociaciones.

Lo lógico sería esperar que los dirigentes y militantes del PSOE y del PP, los principales autores y responsables de la terrible decadencia de España, estuvieran pidiendo perdón a los españoles por haberles llenado de desgracia y dolor, pero ocurre todo lo contrario: cargados de arrogancia y envalentonados, exigen gobernar y negocian sin otro objetivo que participar en la gran orgía del poder y los privilegios, mientras el devaluado ciudadano español, que en democracia tiene derecho a ser el "soberano" del sistema, espera lleno de temor que las negociaciones terminen o fracasen, con el animo de vengarse en las urnas, si se abren de nuevo, de tanto miserable e inepto al frente de la política.

La gente está adquiriendo conciencia ciudadana ante los abusos extremos que sufre y, al contemplar el comportamiento de sus dirigentes y comprender la sucia realidad, está aprendiendo a odiar a sus políticos, lo que constituye una verdadera tragedia para la nación. Pero ellos se lo han ganado a pulso.

Millones de ciudadanos están abandonando la manada para convertirse en seres críticos y exigentes, como corresponde al ciudadano en democracia. Cada día son más los que dejan de ser borregos torpes y sometidos para actuar como leones indignados ante la torpeza, miseria y desvergüenza corrupta de los domadores.



Volver a la Portada de Logo Paperblog