Revista En Femenino

Los Primeros Pasos

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe
13 noviembre, 2014 5 comentarios Artículo Desarrollo de bebés & niños, Niños

Nuestro bebé empieza a dejar de ser un bebé. De estar todo el día echado pasó a incorporarse y permanecer sentado solito para jugar, reír, embobarte con sus gracias. Del estado sedentario pasó poco a poco al gateo, a moverse como un ratoncito por entre los muebles, doblando las esquinas del pasillo, atrapando tus piernas mientras sonríe. Y ahora, por fin llega su libertad plena de movimiento: comienzan sus primeros pasos, erguido como papá y mamá, mirándolo todo desde otro ángulo, alegre y sin miedo.

Emilio, como muchos bebés, empezó a gatear de un día para otro. Pensábamos que se saltaría esa etapa, como les pasa a muchos niños, y que andaría directamente, ya que estaba tardando en empezar a hacerlo, o al menos a nosotros nos lo parecía. Sabía trasladarse de un sitio a otro para coger su juguete o alcanzar una galleta pero normalmente lo conseguía haciendo el reloj, girando sobre su barriguita, o sentado y dando un pequeño saltito hacia delante, e incluso gateando un poco hacia atrás y volviendo a sentarse más cerca del objetivo en cuestión para estirarse y cogerlo. Sin embargo, alrededor de los 10 meses, una tarde jugando en su alfombra, quiso avanzar hacia mí, que estaba sentada al otro lado de la habitación, y se arriesgó a avanzar con sus bracitos apoyándose en el suelo unos tres “pasos” y volvió a echarse en el suelo. Mamá le llenó de besos contentísima, por supuesto. No sabía yo la que se nos venía encima. Esa tarde fue avanzando poco a poco en número de “pasitos”, sin embargo al día siguiente parecía haber cogido confianza y ya se recorría, aunque despacio, todas las estancias de la casa que conocía de haber ido en brazos de los adultos, como comprobando si todo seguía en el mismo sitio. Tres días más tarde era un auténtico bólido al que no podías perder de vista un minuto. Ya no podías dejarle solo en una habitación un instante si quiera mientras ibas a otro lado de la casa, no podía haber nada en el suelo que pudiera llevarse a la boca, tenías que cerrar las puertas de cocina, baño, despacho, todo parecía peligroso de repente.

Sin embargo, el verdadero peligro empezó un poco después. Tras manejar la técnica del gateo como todo un experto, Emilio comenzó a levantarse solito apoyándose en la mesa, el sofá, las paredes del parque… Más tarde aprendió a sostenerse durante un tiempo en cualquiera de los lugares de apoyo, primero con dos manos y el torso, después sin apoyar el cuerpo y por último con una mano sola. Finalmente, alrededor del año, empezó a recorrer cada elemento en que se sostenía sin soltarse: rodear la mesa, trasladarse desde la cómoda a la butaca, desde el sofá hasta la mesita, etc. El famoso parque, o cuna de viaje en nuestro caso, ayudó bastante en este proceso. Necesitaba asomarse para ver a papá y mamá y se obligaba a permanecer el mayor tiempo posible de pie. Además las posibles caídas eran amortiguadas por las paredes y colchonetas del parque, haciendo que se incorporara de inmediato de nuevo para ocupar su posición de observador. El pediatra nos aconsejó bastante el uso de este elemento para que el niño cogiera fuerza en sus piernecitas sin sufrir percance alguno, insistiendo en los peligros del tacatá o andador, o dejarle solo por la casa en según qué sitios. Nosotros no habíamos pensado en ningún momento en el tacatá, por malas experiencias en el pasado con familiares e incluso con nosotros mismos. Aun así, el parque planteaba el problema del espacio. Lo ubicamos en el salón para que Emilio pudiera vernos mientras estábamos allí haciendo vida, limpiando, comiendo, viendo la tele…, pero ¿qué ocurre?, que en el momento en que abandonas la habitación y se da cuenta de que estás solo, empieza a llamarte. De acuerdo con que cada vez aguanta más tiempo solito, pero hay tareas de la casa o momentos del día (ir al baño, ducharte, secarte el pelo, …) que te impiden echarle un vistazo de vez en cuando, que te escuche cantando desde la cocina, o asomar tu carita por la puerta del salón para que sepa que aún estás por ahí… Por tanto, Emilio también pasaba tiempo fuera del parque o de su habitación, gateando detrás o delante de nosotros y encontrando otros lugares en los que apoyarse para incorporarse, investigar superficies, comprobar su estabilidad, y poco a poco… empezar a soltarse.

Este momento comenzó en el mencionado parque. El niño empezó a soltarse de un extremo para ir corriendo al otro en un juego que tenía con su padre, parecido al “pilla pilla”. Entre lo nervioso que se ponía y la risa que le entraba, no se daba cuenta de que iba solito de un lado al otro sin sostenerse en ningún sitio. Empezamos entonces a pedirle que avanzara hacia nosotros cuando estaba apoyado en la mesa o en la butaca y daba un paso o dos como mucho para alcanzarnos. Si veía que había más distancia, directamente se lanzaba a gatear. Aprovechábamos cualquier momento en que tuviéramos que desplazarnos para que él fuera con nosotros andando: primero de las dos manos, sin forzar ni tirarle de los bracitos hacia arriba, ya que las articulaciones son muy sensibles aún, aumentando el número de pasitos con el tiempo, según el cansancio de Emilio. Después con una sola mano, nos acompañaba a donde fuéramos y poco a poco dejamos de agarrarle para ser él el que se sostenía únicamente en nuestra mano o manos según necesitara. Así, día tras día, fue soltándose cada vez más, permaneciendo junto a mamá o papá pero sin dejar de recorrer por sí solo toda la estancia en la que estuviéramos. Ojo, pues, a cajones, puertas, cerrojos, enchufes, ropa tendida dentro de casa, grifos, inodoros, tapaderas, alfombras con las que resbalarse, elementos de cristal… ¡Uf! ¿Cuándo se va a estar quieto este niño? No se va a estar quieto, quiere investigar y aprender, y por supuesto, hay que dejar que lo haga, pero siendo precavidos. Y más ahora que va dar un gran paso, nunca mejor dicho.

Nos pilló en el baño, prácticamente recién cumplidos los 14 meses. Mamá se lavaba los dientes y Emilio jugaba a tirar su patito de goma a la bañera y que yo se lo volviera a dar… De repente, como había hecho otras veces, atravesó la habitación de un lado a otro, como había hecho en otras ocasiones, en busca del rollo de papel higiénico, sólo que esta vez no se sirvió del apoyo de las piernas de mamá ni del bidé. Lo hizo del tirón. Y no quedándose contento con ello y dejar a mamá con una sonrisa de oreja a oreja, se dio la vuelta, salió por la puerta cual muñeca de famosa y, con una atentísima madre detrás recorrió el dormitorio de una a otra punta hasta que llegó al pasillo y se sentó cansado del esfuerzo y contento al mismo tiempo, orgulloso de lo que acababa de hacer. ¡Pero no más que yo!

Mi hijo ha empezado a andar solito. Lleva tan solo unos diez días andando, aún con titubeos, por supuesto, y tan sólo ciertas distancias. Eso sí, ya lleva tres o cuatro coscorrones gordos (casi siempre van a la cabeza) y otro tanto más leves. Pero es que el ser humano es así, aprende cayendo y volviéndose a levantar para volver a caer y levantarse de nuevo. Y es en esta etapa tan cortita de nuestra vida cuando empezamos a hacerlo. Menos mal que siempre tendremos los besos de mamá para curarnos… o intentarlo al menos.

Nuria Sánchez

Autor Nuria Sánchez

  • Mail
  • |

  • More Posts (7)

5 comentarios

  • Los Primeros Pasos
    Paco 13 noviembre, 2014 at 11:43 - Responder

    Gracias por compartir con nosotros estas experiencias

  • Los Primeros Pasos
    Patri 13 noviembre, 2014 at 15:35 - Responder

    Precioso como cuentas vuestra experiencia Nuria! Manuel ya anda tb… Nos tiene locos y chichones por todos lados jejejejejeje un besazo!

  • Nuria Sánchez
    Nuria 13 noviembre, 2014 at 18:25 - Responder

    Gracias a vosotros por seguirnos y leer nuestros testimonios. No dejeis de hacerlo!

  • Nuria Sánchez
    Nuria 13 noviembre, 2014 at 18:29 - Responder

    Patri me alegro que Manuel esté estupendo, estos prematuros nos han salido traviesos, jeje. Y lo de los coscorrones… es ley de vida, nada que no se pueda curar con una buena barrita de Arnidol!

    ;-)
    Cuando quieras aquí estamos para que nos cuentes tus experiencias como mamá. Un abrazo!

  • Los Primeros Pasos
    Manuel 14 noviembre, 2014 at 22:02 - Responder

    Muy bien. Todos estamos muy contentos de que Emilio vaya avanzando y lo vayamos viendo crecer. Lo queremos muchísimo. Felicidades hija .
    Tus padres


Volver a la Portada de Logo Paperblog