Revista Comunicación

Los principios productivos y las buenas prácticas

Publicado el 13 noviembre 2020 por Jmbolivar @jmbolivar

Los principios productivos y las buenas prácticas son aspectos de la efectividad personal y organizativa a los que estoy prestando mucha atención estos últimos años.

Todo empezó con los primeros pasos del proyecto de escribir un libro sobre OPTIMA3®.

Pronto me di cuenta de que —para facilitar la comprensión de cualquier metodología de efectividad— es recomendable identificar por separado sus elementos.

Mezclar los principios productivos y las buenas prácticas es, en mi opinión, un error, ya que los «qué» y los «cómo» terminan fagocitando a los «por qué» y los «para qué», volviéndolos invisibles.

Por otra parte, durante este proceso de reflexión y maduración, también ha cambiado mi concepción y definición de principio productivo y de buena práctica.

Lo comento porque en este post observarás diferencias significativas en comparación con cómo he venido usando hasta ahora estos conceptos en el blog.

Entendiendo los principios productivos y las buenas prácticas

La relación entre los principios productivos y las buenas prácticas es tan estrecha que, a menudo, es muy fácil confundirlos. Al menos para mí.

Así que vamos a empezar por conocer los diversos significados de estas palabras para, a partir de ahí, centrarnos en aquellos aplicables al campo que nos ocupa.

Por ejemplo, de las diversas acepciones que nos da la RAE para la palabra principio, hay dos que encajan en el sentido con el que se usan al hablar de efectividad:

  • «Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia».
  • «Cada una de las primeras proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o las artes».

Asimismo, de las diversas acepciones para la palabra práctica, hay muchas que encajan. Menciono a continuación algunas de ellas:

  • «Dicho de un conocimiento: Que enseña el modo de hacer algo».
  • «Ejercicio de cualquier arte o facultad, conforme a sus reglas».
  • «Aplicación de una idea o doctrina».

Trasladando estos conceptos al campo de la efectividad, las definiciones de principio productivo y buena práctica podrían ser las siguientes:

Principio productivo: Hecho o realidad universal —innegable e indiscutible— que afecta a la efectividad.

Buena práctica: Comportamiento, o conjunto de comportamientos, que altera las consecuencias derivadas de un principio productivo mejorando la efectividad.

Como es lógico, un principio productivo puede afectar positiva o negativamente a la efectividad.

De la misma manera, una buena práctica altera positivamente las consecuencias de un principio productivo.

Si el efecto del principio productivo afecta positivamente a la efectividad, la aplicación de la buena práctica lo potenciará. En caso contrario, lo minimizará.

Importancia de los principios productivos y las buenas prácticas

Conocer y entender los principios productivos es indispensable para entender la utilidad y el propósito de las buenas prácticas.

Cuando no se entienden los principios productivos, se corre el riesgo de percibir o interpretar las buenas prácticas como caprichos o consejos bienintencionados carentes de fundamento.

Si esto sucede, la tentación de «mejorar» las buenas prácticas —normalmente volviéndolas inservibles— es casi irresistible.

Un ejemplo de esto ocurre al personalizar GTD® sin entenderlo.

Precisamente por esto, en OPTIMA LAB dedicamos un tiempo al principio de nuestros cursos de formación GTD® oficial a dar visibilidad a los principios productivos, del mismo modo que nos gusta cerrarlos con un repaso a las buenas prácticas.

El motivo por el que hacemos esto es que tanto los principios productivos como las buenas prácticas están embebidos en la metodología, pero son muy poco evidentes.

En nuestra experiencia, es muy importante para el proceso de aprendizaje que los principios productivos estén claros.

Diferenciando los principios productivos de las buenas prácticas

Mi posición respecto a ambos conceptos ha ido evolucionando a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, en 2017 escribía como ejemplo de principio productivo «Externalizar la memoria mejora la efectividad».

Hoy no lo haría así porque «externalizar la memoria» es un comportamiento, no un motivo ni una causa (es decir, no es un principio).

Mi posición actual es que mezclar los comportamientos con los motivos que los originan es un error pedagógico, porque puede fácilmente generar confusión.

Reutilizando el ejemplo anterior, hoy diría:

El principio productivo es: «la capacidad de la memoria operativa/de trabajo/a corto plazo humana es limitada».

La mala práctica es: «utilizar la memoria para gestionar recordatorios».

La buena práctica es: «externalizar la memoria en un sistema de confianza».

Un framework común para cualquier método (serio) de mejora de la efectividad

El que los principios productivos sean universales nos lleva a pensar que existe un framework común que los recoge todos.

Si esto es así, cualquier método serio(*) para mejorar la efectividad tiene que estar necesariamente contenido en dicho framework.

Este planteamiento ofrece diversas ventajas:

  • Cualquier método que ignore los principios productivos queda automáticamente en evidencia, haciendo manifiesta su inutilidad.
  • El debate puede centrarse únicamente en las buenas prácticas y, sobre todo, en las diversas formas de combinarlas, lo cual es mucho más fructífero.
  • La comparación entre métodos es sencilla, al estar más claro qué método abarca más principios productivos y/o lo hace de manera más efectiva.

Debido a todo lo anterior mi proyecto para escribir un libro sobre OPTIMA3® ha evolucionado, desdoblándose en dos:

  • OPTIMA3® Framework, en el que pretendo dibujar el mapa de todos los principios productivos (o, al menos, de todos los que sea capaz de identificar).
  • OPTIMA3® System, en el que propongo lo que yo considero no solo las mejores prácticas, sino la mejor forma de explicarlas, justificarlas y combinarlas.

Desde este planteamiento, GTD® y OPTIMA3® son dos métodos que comparten principios al 100%, ya que ambos operan en el mismo framework.

La única diferencia entre ambas metodologías está en alguna de las mejores prácticas que plantean y, sobre todo, en la manera de explicarlas, justificarlas y combinarlas.

Y tú, ¿qué valor le encuentras a diferenciar con claridad los principios productivos de las buenas prácticas?

(*) Por «serio» me refiero a un conjunto de mejores prácticas avaladas científicamente —es decir, aplicando el método científico— y no a las paparruchadas —supuestamente científicas— que a veces se pueden leer en Internet.

La entrada Los principios productivos y las buenas prácticas se publicó primero en Óptima Infinito.


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