Revista Cultura y Ocio
Año de publicación : 1963
Título original : Os prisioneiros
Editora : Companhia Das Letras
Año de esta publicación : 1996
Este libro de relatos es la obra prima de Rubem Fonseca (Minas Gerais, 1925), quien junto a Ignácio de Loyola Brandão y Dalton Trevisan son quizá los tres escritores vivos más importantes del Brasil.
1963 era un año en que la temática cuentista brasileña era gris, parca, y es en ese contexto que aparece este libro, donde un novel escritor hace gala de diversos recursos y técnicas, desconocidas hasta ese entonces en escritores locales.
El libro abre con “Febrero y marzo”, donde unos aficionados a ejercitarse en un gimnasio salen en grupo por las calles, para pasar el rato, a golpear carnavalistas, y hasta levantarse a una comadre emocionada con tantos musculosos juntos. Uno de ellos, dedicado a vender su sangre para sobrevivir, conocerá una condesa quien lo adoptará para que ejerza lo que el conde dejó de ejercer hace algún tiempo. El relato es entretenido pero regular a diferencia del resto, no te causa ese efecto de disfrute que sí deja el leer “Doscientos veinticinco gramos”, relato totalmente diferente: aquí el absurdo es válido desde el inicio. Dos hombres en una sala de espera observan cómo el elevador va subiendo hasta donde ellos están; llega un tercer tipo que se junta a ellos. Los tres llegaron ahí por la misma razón: información sobre la muerte de una mujer de quienes ellos eran íntimos, sin ninguno saber de la existencia de los otros dos. El legista que los atiende, al ver que ellos son lo más cercano que la mujer tenía como familia, querrá que asistan a la autopsia que él dirigirá. Tras muchas indecisiones, uno de ellos entrará, y la autopsia comenzará. La descripción que Fonseca hace del entorno, desde la sala de espera, como del interior de la sala es tal que sientes el frio de aquellos lugares, pero sobre todo, el minucioso ejercicio de la autopsia, los sonidos al abrir la piel, el rostro cada vez más deforme del amante ante el cuerpo de su amiga, todo tan bien detallado, hacen de este descarnado cuento un deleite.
“El conformista incorregible” es una sátira al supuesto orden que la sociedad debía tener, todo cuadriculado y a raya, donde alguien carente de miedo es considerado altamente peligroso para el resto de la sociedad. Es el caso de Amadeu, quien es analizado por los más prodigiosos profesionales, todos devotos de Erich Fromm. El relato a manera teatral consigue divertir en las absurdas hipótesis de los psicoanalistas ante la impotencia de Amadeu.
“Teoría del consumo conspicuo” es el primer cuento publicado de Fonseca, apareció en la revista “Senhor”, de 1961, y es también el más flojo del conjunto de este libro. Aquí un tipo que tiene por costumbre llevarse a la cama una mujer en cada carnaval conoce a una que lleva una grande máscara negra que le cubre el rostro. Ella niega sacársela por avergonzarse de su nariz. Cuando accede sacarse aquel artilugio el tipo verá que la nariz de la joven era linda, mas ella se sentía incómoda. Fonseca nos muestra el inconformismo de las personas con cosas e inclusive partes del cuerpo que no necesitan reparo o cambio, y cómo esto influye en sus vidas.
“Henri” es una de las obras maestras que este libro trae. Aquí un tipo aparentemente normal, educado y correcto esconde un observador innato, un paciente calculador, un frio asesino. Podemos apreciar cómo piensa y planea metódicamente su nueva acción, como un artista previo a una obra. Hacia el final el relato se torna más crudo, sin perder la elegancia en la escrita.
En “Gacela”, un tipo recordará a su primer amor en la juventud. Todo lo que se puede llegar a sentir por una joven, y cuando se está, supuestamente, consolidando una madura relación, ambos caen en cuenta de que todo se acabó. Aquí la técnica narrativa es otra: el personaje principal rememora, y va liberándose de sus recuerdos que parecieran incomodarlo, conversando con su auditor –el lector-, a manera de confesión. Como en los anteriores relatos en éste el humor está muy presente.
Si con los dos últimos relatos ya Fonseca se hizo un lugar en la larga lista de escritores por leer, con “Naturaleza podrida o Franz Potocki y el mundo” esa sublime sensación al fin de la lectura aumenta. Un introvertido pintor, especialista en expresar la podredumbre en la naturaleza queda atónito al ver la repercusión que sus cuadros genera. Cada vez más sus obras llegan a precios absurdos, considerándose hasta vergonzoso no tener un Potocki en casa, los niños adoraban sus obras, al igual que sus profesores; él no se explica el por qué, llegando a ser muy infeliz. Nadie entiende cómo él teniendo todo en la vida podía sentirse así. Para su tranquilidad, en un inesperado día, de un momento a otro todo cambiará. Fonseca parece burlarse de aquellas personas que gastan millones en obras que, en el fondo, no gustan, pero necesitan tener para mostrar en su círculo de amistades y conocidos.
“El agente”, relato crítico, el más breve de este conjunto. Un agente inmobiliario entra a la oficina de un edificio para encuestar al encargado, pero éste, desinteresado por las preguntas, cortantes y directas, le confesará que en breve se suicidará. En un mundo de todos contra todos y en que nadie está interesado en escuchar a nadie, una confesión de esas incomoda al auditor; hacen perder tiempo.
Tanto “Curriculum vitae” como el cuento que intitula el libro, “Los prisioneros”, no los encuentro tan logrados como el resto. En el primero un músico aficionado, desempleado, no consigue entrar en una orquesta cubana por no poder adecuarse al mambo y al cha cha cha, pues él sólo acompañaba con su bongó músicas de Bach. En el segundo Fonseca retoma la narración teatral, presentándonos a un hombre ante su psicoanalista. La incomodidad de la profesional al verse acorralada por las preguntas del paciente, y el trato que éste recibe al entrar en colapso son interesantes. Si el paciente no tiene quién reclame por él será una estadística más. Son divertidos, pero en comparación a los relatos anteriores éstos pasan desapercibidos.
“El enemigo” es el relato más extenso del grupo, y también es otra pequeña obra maestra. Dividido en tres tiempos, un tipo tiene –o al menos cree tener- sólidos recuerdos de los personajes que rodearon su infancia, pero al buscar a aquellas personas en su presente comprobará que nada de lo que él creía haber vivido sucedió, nadie fue cómo él los recuerda. Un relato que raya en la paranoia.
Un conjunto de relatos que nos presenta a un joven Rubem Fonseca, que desde esta publicación hace 48 años fue comenzando a hacerse de una legión de admiradores atentos a lo que él vaya a publicar, y que transbordan las fronteras de su enorme país. Me uno a ellos.