Aunque se ha venido promoviendo desde hace años, la Inteligencia Artificial (IA) presenta inconvenientes en la vida real. Desde el manejo de los “captcha”, la posibilidad que se haga cargo del arte, el dominio de los software y manejar diferentes algoritmos para la vida hogareña.
Humano o robot
Cada vez es más difícil demostrar, para una persona, que no es un robot o máquina. Las pruebas de captcha vienen creciendo en complejidad. Esta situación suele desalentar a muchos usuarios que llegan a trabarse en buscar la “boca de incendios”. A principios de la década eran textos con cierta facilidad. Hoy en día resultan desconcertantes para muchas personas.
El captcha resultó una buena opción elegante para entrenar la IA. Luego se pudo comprobar que diferentes estafadores consiguieron resolver millones de acertijos. En 2014, fue el momento en que Google comenzó con el captcha de textos distorsionados. La máquina acertó un 99,8 por ciento y el usuario humano apenas el 33 por ciento.
La Inteligencia Artificial en el arte
Los artistas, desde ya hace un tiempo, han expresado su temor a perder actividad por la automatización. Aquí entra la IA aplicada a procesos manuales que solían consumir mucho tiempo. Para los críticos, esta herramienta tecnológica no puede suplantar la creatividad de los artistas.
Firmas como Adobe o Celsys han venido agregando funciones a su software de IA. El arte digital ha tenido un fuerte crecimiento, con la intención de eliminar el trabajo pesado y dar tiempo de experimentación al artista. La intención, explican desde empresas dedicadas a la creatividad, es conseguir el aprendizaje de la IA en tareas tediosas y poco creativas.
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