Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.
Platón
- Mónica Soldevila -
En muchas ocasiones, sobre todo cuando los problemas llegan de forma inesperada, las familias tienden a ocultarlos a los hijos. Esto es un grave error porque los niños perciben más de lo que los padres piensan. Normalmente, los problemas (la pérdida del trabajo, una enfermedad grave, un divorcio, una pelea en la familia…) causan tensión entre los adultos y esta tensión es percibida por los niños, y les crea más angustia porque no saben exactamente qué es lo que pasa, cuánto tiempo durará o qué estamos haciendo para superarlo.
Es muy importante que expliquemos a nuestros hijos lo que ocurre, para que aprendan a confiar en sus percepciones y en sus sentimientos y no dejen que otros les confundan. El hecho de hablar de los problemas crea más unión en la familia y más cooperación por parte de todos los miembros. Además, estaremos contribuyendo a formar niños más fuertes y capaces de afrontar los problemas que se encuentren en la vida con determinación y sin desmoronarse.
Al estrechar los lazos familiares, estos niños no tendrán problemas en compartir sus preocupaciones con sus padres y descubrirán que, junto a las personas que queremos, los problemas se superan mejor.
Los niños suelen mostrarse muy compresivos con la nueva situación familiar y colaboran más de lo que los padres se habrían imaginado.
Por el contrario, si ocultamos los problemas a nuestros hijos, además de que seguramente sospechen algo, estaremos haciéndoles creer que el mundo es como un cuento de hadas en el que todo es maravilloso. Estaremos formando niños débiles y egoístas, que no harán ningún tipo de sacrificio personal por nada ni nadie y que no serán capaces de hacer frente a los cambios de la vida.
Siempre debemos informar a toda la familia de las situaciones que se están viviendo. No hace falta dar a los niños demasiados detalles si no los piden, pero sí explicar los problemas de forma firme y decidida: qué pasa y qué vamos a hacer cada uno de nosotros para superarlo.
Por ejemplo: Papá se ha quedado sin trabajo. Así que cada uno de nosotros va a tener que renunciar a privilegios que antes tenía. Mientras tanto papá va a buscar otro trabajo para poder volver a la normalidad cuánto antes.
Es importante que los padres muestren seguridad delante de los niños evitando el dramatismo, y si en la familia hay momentos de tensión y reproches, que los habrá, procuraremos no montar escenas delante de los niños. Intentaremos ser lo más razonables posible, actuando con coherencia y determinación. Recordemos que los niños aprenden por imitación y su modelo a seguir son papá y mamá.
Una vez hayamos explicado a nuestros hijos los problemas por los que estamos pasando, con un lenguaje adecuado a su edad, les escucharemos, ya que también son miembros de la familia y les demostraremos que sus opiniones son muy importantes para nosotros y que serán tenidas en cuenta.