Hace tiempo que vemos y sabemos que el sistema político se ha convertido en un auténtico show. Un circo o un espectáculo de variedades en el Congreso de los Diputados que en vez de tratar problemas importantes que perjudican a todos los españoles, están más por la labor de patalear, aplaudir, jalear, gritar, insultar, faltar al respeto a sus señorías y, además, tener la cara bien dura de mentir y robar al conjunto de ciudadanos del Estado español. Así es la denominada "profesión" de político.
Algunos políticos llevan años sin dar un palo al agua, otros ni siquiera saben dónde está su escaño porque hace tiempo que no van, pero cobran. Otros fichan la entrada, se van, regresan al cabo de unas horas, fichan la salida y cobran a fin de mes. Y otros, además de cobrar, saben meter bien la mano en la saca del dinero de todos los españoles para llevarse a manos llenas todo lo que puedan y más.
Al hilo de todo esto, permitidme la osadía de reproducir un artículo escrito, aunque no viene su firma pero sí en otros próximos, por el periodista almeriense Sixto Espinosa los días 14 y 15 de Febrero de 1909 en el diario almeriense de La Independencia, con el título que abre este post y que tiene que ver mucho con lo que estamos viviendo hoy en día con nuestros políticos. Escrito tal cual, dice así:
"Es un bonito negocio. No hay nada tan lucrativo, ni tan ventajoso. El estafador tiene sus quiebras, el salteador de caminos está muy expuesto, el ratero gana poco y pasa la mayor parte del tiempo en la cárcel. Pero el que escoge la carrera de político de oficio, ¡ese sí que es un hombre aprovechado!
Con un poco de arte teatral y mucha osadía, carrera hecha. Teniendo un cacique en Madrid que intrigue y un gobernador diplomático que ampare con su manto todos los dislates del juego, ¡se puede hacer una bonita combinación! Y como ganar ¡vaya si se gana!
Hay pueblos sacrificados á las conveniencias de estos políticos... Donde cae una plaga de étsos, acaparan los ayuntamientos, se tragan los montes y se dsitribuyen como mbuenos camaradas el presupuesto.
Se señala, por ejemplo, un arbitrio sobre barriles, (y quien dice barriles dice otra cosa cualquiera)á cinco céntinos -pongamos por caso- por barril. pues bien, estoa aprovechados industriales de la política, se dan tales mañas, que consignan como cobrados 50.000 barriles cauando han cobrado 100.000. Los 50.000 restantes se filiran en los bolsillos de los señores del margen.
Se gravan artículos que siempre se hallaron exentos de tributaciòn, y, etc., etc. A los que se niegan á entrar en estos chanchullos, se persiguen de muerte; se apela á todos los medios lícitos é ilíticos para vencerlos. Y hay pueblos sin luz, que figuran como que pagan luz, y pueblos sin vigilancia que aparentan pagar vigilancia, y ayuntamientos que exprimen al contribuyente y que no pagan en la Diputación ni la mitad del contingente.
Y esa cuadrilla que no se dedica á otra cosa ni vive de otra cosa que de la política, cobra más renta al cabo del año que un honrado industrial que expone capital y trabajo. Si tratn de quitarles el comedero, entonces se revuelven como sabandijas que han sido pisadas, é intentan morder al atrevido que los llamó al orden.
Pero no les vale. No ha más remedio que combatirlos como se combate una plaga. Hay que demostrales que ya son tiempos de luz y no se pueden tolerar ciertos abusos de las tinieblas. Hay que hacer política honrada, quieran ó no quieran los que no llevan la justicia por norma. Hau que limpiar el campo de toda esa mala yerba, de todos esos parásitos que chupan el jugo de las plantas y esterilizan las cosechas. Y eso se hará, á pesar de la inexplicable protección de ciertos mandarines.
¡Qué deliciosa era aquella ínsula Barataria gobernada por Sancho Panza! No recordamos bien si en el libro inmortal, en el Quijote, se emplea la palabra cacique. ¡Pero vaya que si en ciertas provincias abundan los doctores Pedro REcio de Agüero, naturales de Tirtrafuera, y los labradores naturales de Miguel Turra!
Va siendo ya rara la especie caciquil. Así es que cuiando se presenta un ejemplar de pura raza, con sus osadías valerosas, dando zarpazos á las leyes para rasgarlas, olfateando los decretos para engullírselos, atisbando á la justicia y al derecho para sacudirles con la cola, pensando siempre en que «oficio que no dé de comer á su dueño no vale dos habas» y en que cama que no sea pudridero de la moral, de la razón y del bien no brinda al descanso, es forzoso admirarlo, recordando al propio tiempo lo inssutancial del primer consejo de D. Quijote á Sancho: «y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer como algunos hacen.»
Nosotros lo hemos leído. ¡Porque sueño no es! En no sabemos qué provincia, existe uno de esos raros ejemplares de la legítima raza caciquil , cuyas determinaciones serían muy curiosas y quizás visibles, si no fueran perjudiciales y seguramente repulsivas á toda honrada conciencia.
Es madrugador: cubre su cuerpo con amplia bata: ya está en el despacho: empieza á dictar sus órdenes con la soberbia propia de toda soberanía inconcebible.
- Me estorba ese administrador de correos. Formúlese una denuncia, por falsa que sea. Si no hay otroque la firme, que lo haga un criado del alcalde. Aquí estoy yo. Veré el expediente y el administrador esrá trasladado.
- ¿Hay tres ordenanzas-carteros en la Administración de correos y telégrafos? ¿Dos de esos carteros--ordenanzas no me rinden vasallaje? Pues ahí va su cese, el que logré apoyado en la ley de sargentos. ¡Y ahí va el nombramiento de sus sucesores, los que jamás pasaron por la puerta de un cuartel!
- Los concejales de tal pueblo me están molestando. Me estorba ese Ayuntamiento. Dispongo que lo procese cualquier juez municipal suplente en funciones de primera instancia. Y que lo procese sin oirlo. Que les remplacen internamente los comprendido en la adjunta lista. ¿Que los designados por mí no se entiendes, que no quieres desempeñar los cargos por odio al alcalde que yo impuse y que aquello es un hervidero de pasiones y de inmoralidades? ¡Y á mí qué! Mis propósitos están logrados. Por eso y para eso soy cacique.
- Hay dos, quizás tres jueces municipales que no se doblegan por entero á mi voluntad cesárea. Es forzoso separarlos. Comencemos con la amenaza de la formación de expediente. Yo no quiero funcuionadios del ramo de justicia qu sean justicieros. Que se propague mi actitud por casinos y tertulias á ver si claudican y, sobre todo, para que no vuelva á dudarse de que el Estado soy yo.
Dicen que los manjares adulterados o descompuestos, como vehículos de microorganismos patógenos, son un peligro constante contra la salud pública, y por creerlo así el Sr. La Cierva dictó á mes de Diciembre último un real decreto encaminado á reprimir esa clase de brutale atentados. ¿Y por qué no se adoptan igualmente enérgicas disposiciones contra el podrido manjar del caciquismo, el que no solo envenena la sangre y quebranta la salud de los individuos, sino que acaba con la existencia moral de los ueglos, depravando sus costumbres y envileciendo sus sentimientos?
«No comas ajos ni cebollas, porqué no saquen por el olor tu origen», fué uno de los consejos que D. Quijote diera á Sancho cuando iba á posesionarse del gobierno en la ínsula Barataria.
Meditemos. Y mediten los Quijotes modernos si es hora de divulgar la máxima."
¿Ha cambiado algo desde hace 107 años hasta 2016? Como bien comienza la frase final: meditemos.
Revista Opinión
Sus últimos artículos
-
Caixabank asegura que el traslado de su sede social a València "no tiene carácter de temporalidad"
-
Destacados dirigentes del PSC rechazan la aplicación "abusiva" del 155
-
Eurocop aprobará la próxima semana una resolución de "apoyo total" a todos los policías que trabajan en Catalunya
-
El Sindicat de Periodistes de Catalunya rechaza intervenir los medios públicos catalanes