Tengo el presentimiento que éste va a ser un año genial, lejos de las supersticiones que conlleva la numerología, el 13 me cae simpático. Al inicio del año siempre intentamos hacer balance. Es una actitud propia de nuestro subconsciente. Queremos ser mejores personas, dejar los vicios, optar por una vida sana o apuntarnos a aquellos pequeños cambios que marcan el rumbo hacia nuestras metas.
Por eso quería compartir con vosotros un mini proyecto que podéis hacer a título personal, con vuestra pareja o familia al completo. Se trata de coger un tarro e ir llenándolo a lo largo del año de aquellos momentos felices, de recuerdos, de anécdotas o de circunstancias trascendentes que marcan la vida de una persona y que nos hacen reflexionar. Así cuando acabe el año, no se trata tanto de hacer balance y auto castigarse por los propósitos no cumplidos, si no de recordar aquellos momentos fugaces, volátiles, que se han materializado para recordarnos lo afortunados que somos. Y es que la felicidad se mide en tarros…
{¡Por muchos tarros!}
Imagen: vía Pinterest