Las personas distraídas, por ejemplo, usan la heurística del experto: se dejan impresionar con más facilidad por una fuente creíble que los que no lo están. No nos sorprende que el antiguo lema de la publicidad recomendase: «Si no tienes nada que decir, distráelos».
Dicen los psicologos, que las diferentes maneras de personalidad, influyen en las respuestas a comunicaciones persuasivas.
Una de estas diferencias, estará en la medida en que disfrutamos pensando.
La gente no se pone de acuerdo, por ejemplo, en el grado en que disfruta pensando sobre temas difíciles, resolviendo cosas incoherentes y buscando las soluciones correctas. Aquellos que encuentran placer en estas actividades, pueden ser sujetos con alta necesidad de conocimiento (needfor cognition).
También existen formas de personalidad, que influyen sobre los temas de mensajes, que las personas creen auto implicantes (personalmente relevantes).
Un ejemplo, que nos dan en psicologos-madrid se trata que debido a que los altos en monitorización son conscientes de cómo les evalúan los demás, se identifican más con los consejos basados en la imagen, mientras que los bajos en reacción personal ante los objetos.
Lo mismo, que las diferencias personales, las culturales también tienen su influencia en la eficacia de los reclamos de persuasión.
Las culturas más independientes, refuerzan el individualismo, pero las culturas interdependientes, como las asiáticas, se encuentran más comprometidas con la armonía del grupo y la pertenencia a él. No nos sorprende, que quienes manejan la persuasión en las distintas culturas, se basen en distintos tipos de recursos.