Seguimos aquí, desde Marchas y Rutas, con este especial en el que te vamos a presentar todos los puertos de paso que ascienden a la Meseta desde el norte de la Península…o al menos los que conozcamos. Para que así puedas montarte unos recorridos de auténtico vértigo con todas las seguridades de saber cuáles son las trampas que esconden estos puertos. Eso sí, luego no te quejes si no consigues una velocidad de subida adecuada, porque en ese caso será culpa solamente tuya, por haber entrenado poco…
Y hoy vamos a empezar a describir uno de los colosos de Cantabria, un puerto olvidado para la Vuelta a España por su vertiente más dura y que, sin embargo, decidió un par de rondas allá por los años cuarenta, con demostraciones de Trueba y Berrendero. Un puerto de gran belleza paisajística que combina el encanto de los valles de montaña cántabros con la grandiosidad de las más altas cumbres.
Arredondo, punto de salida
Esta es una zona de gran interés para todos los deportes
Como siempre vamos a empezar por los números. La Sía no es un puerto especialmente alto, puesto que sólo alcanza los 1227 metros sobre el nivel del mar, pero al comenzar a subir casi desde esa cota su desnivel supera los mil metros, una cifra realmente a tener en cuenta. Su longitud supera los veinte kilómetros, lo que arroja una pendiente media ligeramente superior al cinco por ciento, que resulta sin embargo engañosa, ya que cuatro kilómetros suaves al principio y un kilómetro de descenso a mitad de puerto hacen que esos números no reflejen realmente la dureza de la subida, que se mantiene por encima del seis por ciento durante más de quince kilómetros. Una prueba realmente exigente.
Comenzamos la subida en Arredondo, localidad realmente destacada ara los amantes de la montaña en Cantabria, ya que allí empiezan, además de este puerto, el de Alisas, el durísimo alto de Los Machucos y el bonito puerto de la Cruz de Usaño. Toda una trampa desde donde tendrás que subir algún puerto bastante duro para escapar. Eso sí, la zona tiene una gran belleza con lastras de granito asomando por los verdes prados llenos de vacas y ríos que alborotan los sentidos. En resumen: terreno ideal para el cicloturista.
Desde allí empezamos a ascender el Alto del Asón, la primera parte del Alto de la Sía y puerto ya de entidad por sí mismo, con una parte final realmente espectacular y muy aérea. Los cuatro primeros kilómetros, precisamente hasta el pueblo de Asón, son de apenas calentamiento, sin superar el tres por ciento en ningún punto, y permitiendo siempre al ciclista regular sus fuerzas y comenzar a familiarizarse con los desarrollos cortos que deberá utilizar durante mucho tiempo en un futuro inmediato. Piensa que La Sía son más de 20 kilómetros, algo que para la mayoría suponen casi dos horas de esfuerzo, por lo que es importante encontrar un ritmo adecuado desde las primeras pedaladas. Eso sí, la carretera te ayudará ya que se encuentra en perfecto estado, todo lo contrario de lo que ocurría hasta hace unos pocos años. Tan sólo te puede sorprender alguna pequeña grieta provocada por la nieve, muy abundante aquí en invierno.
Mañana te seguimos contando esta subida.