La Vuelta a España entra en su fase más decisiva con la Vuelta de la gran montaña, una serie de etapas con dificultades orográficas donde los puertos serán más largos y los esfuerzos más sostenidos y de donde saldrá el definitivo vencedor en Galicia.
Y lo hace con un final que los aficionados llevaban mucho tiempo demandando como es el del puerto navarro de San Miguel de Aralar. Una subida realmente exigente y con una particularidad que le añadirá un nuevo aliciente a la etapa: transcurre por un terreno de hormigón rallado al más puro estilo de las pistas de montaña. Hormigón que, es cierto, se encuentra en buen estado, y al cual la Vuelta no ha sido alérgica en anteriores ocasiones cuando se trataba de subir a la bola del Mundo. Pero hormigón, al fin y al cabo.
Nos encontramos ante un puerto de 11 kilómetros de longitud al ocho por ciento de pendiente media. Pero más allá de esos números hay que destacar que estamos ante una verdadera escalera infernal. Y es que los cambios de pendiente son la norme en esta ascensión y de esa forma es muy complicado tomar un ritmo constante para llegar a su cima. Algo que, seguramente, se hará aun más evidente el día de la Vuelta a España con los ataques de los favoritos.
Ya saliendo de Huerta Arakil nos encontramos con un primer kilómetro muy duro, a casi el diez por ciento, y con rampas salpicadas de hasta el quince por ciento, que seguirá en su dureza durante otros setecientos metros antes de entrar en un llano que rompe por completo el ritmo del puerto.
Al final de ese tramo de descanso nos enfrentamos a uno de los puntos más duros de la subida, casi tres kilómetros al diez por ciento de media, con rampas durísimas que aparecen aquí y allá en mitad de zonas de curvas de herradura y tan sólo un pequeño descanso antes de otro rampón. Terminado este tramo salimos a una pequeña bajada y una zona bastante diferente.
Hormigón en buen estado…pero hormigón
Y es que si hasta ahora habíamos subido a rampas y descansos pero de forma bastante sostenida esto se va a hacer más evidente ahora, con auténticos muros seguidos de tramos llanos y hasta descensos. Acertar con el desarrollo es muy importante para el ciclista aquí, y un triple plato o un buen desarrollo compact será una magnífica idea, ya que aunque las rampas duras no superan nunca el 16% lo cierto es que su número hace que la dureza general del puerto sea realmente apreciable.
El Santuario de San Miguel de Aralar
Después del último tramo de descanso entramos en el segmento final, cuatro kilómetros sin respiro a casi el diez por ciento de media y que presentan numerosas curvas de herradura y varios rampones por medio. La Vuelta tan sólo subirá los primeros dos de esos kilómetros pero tú, como cicloturista, puedes llegar hasta la antena de Aitxueta y decir, alto y claro, que has conseguido ascender el puerto de San Miguel de Aralar por completo. Y recuperar el resuello, claro.