Los puertos de paso a la Meseta: El portillo de Lunada III
by Macos Pereda Herrera 2 octubre, 2014 0 commentsTe seguimos aquí contando cómo es la preciosa ascensión a uno de los puertos de paso más espectaculares que hay entre la Cordillera Cantábrica y la Meseta: el Portillo de Lunada. Así que si luego sufres en sus rampas como un perro no podrás poner la excusa de que no te hemos avisado con tiempo de todos sus secretos…
Ayer te habíamos dejado justo descendiendo hasta el lecho del río Miera, tras pasar el repechón de Linto. Y, como buen aficionado a los puertos de montaña seguro que sabes perfectamente que ocurre inmediatamente después de que bajes hasta la altura de un curso regular de agua, ¿verdad? Efectivamente, que tienes que volver a subir acto seguido. Y este Lunada no es una excepción.
El bonito pueblo de San Roque
La subida vuelve a dejarse sentir justo al paso con el cruce a Merilla, donde nace, por una carretera estrecha, revirada y muy empinada, el alto de la Estranguada, muy duro por este lado y que puede definirse como infierno asfaltado por la otra vertiente, con un kilómetro que supera el 15 por ciento de media…pero eso otro día.
Desde ese cruce tendremos que afrontar dos kilómetros muy duros hasta San Roque de Riomiera, capital del valle que estamos ascendiendo escalonadamente y el pueblo más grande de la zona. Estos dos kilómetros son duros, alcanzando a tramos el siete por ciento de media, y con rampas del diez y el once por ciento. No obstante es una zona entretenida por las curvas de herradura que nos sacarán un poco de nuestro sufrimiento.
Pequeño tramo llano al llegar a San Roque de Riomiera (dejando atrás el desvío para el alto de los Machucos, otro de los grandes puertos desconocidos de la zona, y al ya transitado por la vuelta a España Alto del Caracol) y afrontaremos la parte decisiva de esta subida a Lunada.
Dolor en Los Machucos…para otro día
De aquí hasta la cima hay quince kilómetros sin apenas descanso, en los que la pendiente nunca baja del cinco por ciento y se suele mantener constante al seis-siete, con kilómetros enteros al ocho por ciento y rampas puntuales al diez y doce por ciento. Algo que, por sí mismo, ya constituye un puerto de fabulosa entidad…pero piensa que lo debes de afrontar después de haberte comido antes 17 kilómetros de subida. Irregulares, sí, pero los has tenido que hacer igualmente y te van a pesar en las piernas, puedes estar seguro.
El comienzo de este tramo definitivo es bastante paulatino, con tres kilómetros iniciales de dureza creciente, pero aun muy asumible, hasta que pasamos por la localidad de La concha. Allí tendremos doscientos metros de falso llano que te recomendamos aprovechar al máximo, porque ya no vas a tener otro descansillo hasta que te encuentres a menos de medio kilómetro de la cima. Dos kilómetros más arriba de La Concha hay una fuente donde deberías parar a repostar agua. Te espera lo más difícil, pero también lo más espectacular.