Los puertos de paso a la Meseta: El puerto de Lunada
by Macos Pereda Herrera 3 octubre, 2014 0 comments
Te continuamos contando aquí cómo es la ascensión a la espectacular vertiente norte del puerto de Lunada, uno de los más bonitos que hay en la cordillera Cantábrica.
Justo al salir de La Concha afrontas un par de kilómetros antes de llegar a un precioso mirador de madera que se abre a la grandiosidad de la montaña. Desde allí puedes contemplar la increíble morrena glaciar que baja del circo que se ve allí arriba, muy muy lejos…y que es, en realidad, el Puerto natural hasta el cual debes de ascender con tu bicicleta. Además podrás observar el discurrir de la carretera serpenteando durante los siguientes siete u ocho kilómetros, en una imagen que te dará fuerzas si vas con las suficientes energías, pero que te puede hundir definitivamente si ya encuentras tus piernas algo tocadas. Además en todo este tramo no habrá ni un solo árbol, por lo que si sale un día de sol y calor apenas encontrarás un hueco donde resguardarte. Aunque tranquilo, porque aquí lo normal es que haya viento y niebla, quizás hasta frio…espera, no sé si eso te tranquilizará. Así que, sobre todo, filosofía y adoptar un ritmo acorde con tus posibilidades.
La famosa curva de herradura
Los kilómetros rondando el siete por ciento de media se van sucediendo sin solución de continuidad, y aunque no hay grandes rampas que puedan romperte el ritmo y es posible adquirir una velocidad de crucero bastante constante, lo cierto es que esta sucesión irá haciendo mella en tus fuerzas. Nos encontramos ante un auténtico puerto de desgaste que puede llegar a volverte loco si el ritmo que has puesto desde abajo no es el más adecuado para tu nivel, o si alguno de esos malvados compañeros con quienes compartes ruta se han puesto demasiado juguetones con un tren de subida que, sinceramente, no es el tuyo.
Cuidado con la nieve
Así, con la cabeza siempre alzada para poder ver todas las maravillas que se abren ante nosotros (en días despejados podemos llegar a ver la mar desde este puerto, contemplando la totalidad del recorrido del río Miera desde su nacimiento hasta su desembocadura) llegamos a una espectacular curva de herraduras a derecha, sostenida por un imponente farallón rocoso. Allí hay un bonito mirador al borde de la carretera, aunque el verdaderamente espectacular es el mirador de Covalruyo, situado a cien metros que debemos recorrer por un camino algo deteriorado, y que literalmente te deja colgado en un enorme precipicio de grandiosidad inmensa, pero no apto para gente que tenga problemas con las alturas. Pruébalo si te atreves y luego nos cuentas qué has sentido…
De aquí hasta la cima tan sólo restan un par de kilómetros, pero, eso sí, salpicados con rampas de hasta el diez por ciento, por lo que este tramo final, justo cuando pensabas que tras las herradura lo malo había acabado, no es en modo alguno cómodo. La llegada a la cima de Lunada, muchas veces envuelta en niebla, se convertirá así en un momento feliz para el agotado ciclista.